Merengue, payola, y la reinvención musical

Los merengueros se han puesto las pilas y parece ser que el ritmo nacional por excelencia del pueblo dominicano quiere salir de ese profundo sueño que le restó posicionamiento en la radio…

Los merengueros se han puesto las pilas y parece ser que el ritmo nacional por excelencia del pueblo dominicano quiere salir de ese profundo sueño que le restó posicionamiento en la radio desde aquel inolvidable “Perro ajeno” en la voz inconfundible de nuestro Rubby Pérez.

Piezas como “De qué te ríes”, de Rubby: “Plan B”, de Peña Suazo; “Te voy a querer toda la vida”, de Eddy Herrera”; “Llego la morena”, de Héctor Acosta; “Suelta to”, de Los Hermanos Rosario; las adaptaciones de Toño Rosario “Qué tal te va sin mi” y “Presiento”; Miriam Cruz con “Pobre de ella”; Fernando Villalona apoyado en lo urbano con “Lo ajeno se respeta”, entre otros, están inyectando buenos latidos al género.

Es cierto que de la payola hay que reírse para no sufrir, porque se le hace cuesta para arriba a cualquier artistas darle el frente a altos costos de la promoción en la radio, donde para pautar un tema tienen que invertir en pagos a directores y locutores que totalizan mensualmente de 180 mil pesos a RD$200,000, solo en la Capital, ya que en Santiago hay que desembolsar entre 200 mil a 250,000, según afirman los propios cantantes y mánager.

A la nómina se le suman las asociaciones de Dj, que en los últimos tiempos se han multiplicado en el negocio. Para estar fríos, los exponentes de cualquier género sostienen que para sonar tiene que cantearse con 30 mil o 40,000 pesos.

Hace poco, la misma “reina del merengue”, Milly Quezada, tiró el grito al cielo cuando dijo que en estos tiempos se les hace cuesta arriba a los intérpretes lograr la pegada de una producción, cuya inversión está entre US$40,000 (1.7 millones) y US$60,000 (2.5 millones).

Pero lo cierto es que el efecto de la “payola” no es exclusivo contra merengueros. Urbanos, salseros y bachateros viven esta misma situación, y esto no les impide lograr éxito, mientras muchos merengueros no paran de lamentarse.

Milly dio en el clavo: “los artistas tienen que reinventarse”.

Lo primero es que hace tiempo muchos merengueros dejaron de verse como una empresa. Hoymuuchos de ellos elaboran sus comunicados, los envían, distribuyen sus discos promocionales, buscan sus entrevistas, ponen a un familiar que nada sabe del negocio de la industria a manejarle la carrera (salvo algunos casos)  y olvidan que el artista solo debe ser un artista.

Tampoco han asimilado los nuevos modelos de mercadeo y publicidad y se han ahogado en la orilla de la vorágine del internet y las redes sociales a las que tanto beneficios sacan especialmente los artistas urbanos dominicanos.

Aun así, hay señales halagadoras dentro del ritmo nacional, porque no se debe restar méritos a figuras como Miriam Cruz, quien ha asimilado los códigos actuales y se ha reinventado. No deja de acumular éxitos para mantenerse a la cabeza en su género con nuevas interpretaciones. Lo mismo hace con sus videos clip, tan necesarios en esta era de los canales de videos en Internet, que buenos recursos económicos le otorgan, vuelvo y menciono, especialmente a los urbanos dominicanos. Miriam Cruz es un ejemplo en medio de la “crisis” del merengue.

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