Mientras más lejos…

La más importante lección que deben aprender los jóvenes que intentan encauzarse en este oficio es la obligación moral de mantenerse alejado de  aquello sobre lo que informan e investigan. El peor error es entregarse a un líder o…

La más importante lección que deben aprender los jóvenes que intentan encauzarse en este oficio es la obligación moral de mantenerse alejado de  aquello sobre lo que informan e investigan.

El peor error es entregarse a un líder o presidente, sea por afecto, afinidad o encanto. La entrega del corazón va irremediablemente seguida de la pérdida del cerebro.

El sentido de la proporción se pierde y con ello la objetividad y la independencia.

En pocos momentos de nuestra historia reciente, se ha visto tanta vocación en ciertos medios nacionales para inclinarse ante un liderazgo y a un gobierno tan decidido a hacer de la prensa un instrumento de sus objetivos políticos.

Muchos programas, en la radio como en la televisión, son más escenarios de confrontaciones y sumisiones políticas que canales reales de orientación y comunicación con el público.

La obscenidad que esto significa sólo tiene su par en la vulgaridad que se escucha y observa en muchos de ellos.

Los periodistas  se preocupaban  antes por ocultar sus preferencias y compromisos. Hoy algunos  los exhiben con desparpajo y descaro. El éxito está asociado no tanto al talento como a la agresividad.

Y el  debido respeto al público se está convirtiendo en la excepción por parte de aquellos a los que  no les sonríe ni el éxito ni la fama.

 La tragedia detrás de este fenómeno mediático radica en el hecho de que los jóvenes no parecen muy dispuestos a esperar su turno y observan este camino como el  más corto y provechoso, asumiéndolo así como un paradigma.

La lealtad que se observa en algunos profesionales del oficio a una causa partidista es una vergüenza para el periodismo nacional. Con propiedad reivindicable en estos días, hace más de un siglo  Oscar Wilde escribió: “Antaño, los hombres temían el tormento, hoy tienen la prensa”.

Cierta  y limitada prensa, aclararía yo para ser justo con aquella que se honra a sí misma. l

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