Millares adquieren los textos usados

Santiago. Para intentar rendir “los chelitos” y hacer frente a altos costos de los útiles escolares, miles de padres santiaguenses buscan como alternativa los negocios de venta de libros usados.

Santiago. Para intentar rendir “los chelitos” y hacer frente a altos costos de los útiles escolares, miles de padres santiaguenses buscan como alternativa los negocios de venta de libros usados.

Y es que vestir y equipar de mascotas, libros y mochilas a un solo niño le cuesta a un padre o madre de familia entre cuatro y cinco mil pesos, debido a los altos precios que experimentan los útiles.

Para compensar la pesada carga, son cada vez más los que acuden a las tradicionales librerías del casco urbano que operan con la modalidad del trueque, es decir, con intercambios de los viejos útiles escolares por nuevos, lo que les representa un alivio a su maltrecha economía. La mayoría de estos negocios, cuatro en total, operan en la calle San Luis, en la avenida España y el mercado modelo, algunos con 40 y hasta 50 años de existencia, por lo que ya son una tradición.

En las librerías Espartaco y La Económica, ambas ubicadas en  la calle San Luis con Beller, el flujo diario de compradores es hasta de 300 personas por día, según los vendedores, cuando en épocas normales el máximo puede ser de 20.

Rafael López, propietario de la librería Espartaco, atribuye  la acogida del negocio a que este tipo de negocios viene a reducir los gastos de una familia pobre o de clase media, cuyos hijos están en colegios.

Cuando en las grandes tiendas se pueden obtener libros por tres mil pesos, en las tradicionales los costos bajan a más de la mitad, pues la mayoría son usados.

Nuris Cabrera acudió a comprar dos libros para su hija que ingresó al octavo grado, cada uno a 350 pesos, pero en las librerías grandes su precio superaba los dos mil.

“Con los libros que cambié la pasada semana, esto vino a  compensar lo que gasté con los nuevos”, refiere cabrera. Redujo los gastos, pudo obtener un dinero extra, pues le recibieron los libros usados.

De su lado, Rubén Rodríguez, dependiente de la librería La Económica, asegura que muchas veces el personal no es suficiente para atender a la cantidad de clientes que acuden a diario, pues la demanda es muy alta. Dice que al ofertar precios de hasta un 70 por ciento menos que las grandes librerías, eso permite que crezca cada año el número de usuarios.

Opiniones

Rafael López,
Dueño de librería

“Los inconvenientes mayores son los libros  rayados, es la única forma que no los recibimos, pero venimos a ser como un bálsamo a las dificultades que enfrentan los padres cada año”.

Nuris Cabrera,
Ama de casa

“Antes andaba con el grito al cielo, pues no sabía de dónde iba a salir el dinero para comprar los libros, pero encontré una solución al problema con estas librerías económicas”.

Rubén Rodríguez,
Vendedor

“Para nosotros estos días son de mucha demanda, pues en estas librerías les quitamos una pesada carga a miles de familias que acuden a cambiar sus libros o adquirir otros útiles escolares”.

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