Monseñor, no se detenga

Agripino Núñez Collado ya es parte de la historia dominicana. Su retiro de la rectoría de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucamaima), después de 44 años de servicio es más que suficiente para sentir que se ha cumplido sobradamen

Agripino Núñez Collado ya es parte de la historia dominicana. Su retiro de la rectoría de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucamaima), después de 44 años de servicio es más que suficiente para sentir que se ha cumplido sobradamente con el deber.

Ha sido una extendida carrera llena de vitalidad y entusiasmo para el cumplimiento de la misión que le fue encomendada cuando monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito puso en sus manos la institución que junto a otras distinguidas autoridades de la Iglesia y distinguidos ciudadanos de Santiago había ideado y creado.

Al ciudadano nativo de La Galeta, Sabana Iglesia, Santiago, le ha tocado ahora pasar la antorcha, y lo hace en la comprensión de que vive una etapa en que por evolución, otra generación va asumiendo roles. A sus 81 años, su misión continúa en otra dimensión: seguirá como presidente de la Fundación de la Pucamaima, que con la colaboración de egresados y ciudadanos comprometidos trabaja para mantener los estándares de calidad de la academia.

En el plano social, Agripino ha desempeñado una importante labor de la que huelga hablar. Ha sido un excelente animador del diálogo, y como tal ha jugado un rol protagónico en la solución de amenazantes coyunturas políticas y sociales.

Y la Nación le reconoce tan importantes servicios. No ahora, cuando continúa interactuando, y el país se ha encarrilado por la democracia dialogada, sino cuando todavía las vías de confrontación directa fueron una posibilidad. Ahí estuvo Núñez Collado para contribuir a que los actores no llegaran a los extremos.

Es decir, mientras este misionero interactuaba en el mundo de la academia, paralelamente se convirtió en el promotor por excelencia de la concertación política y la paz social.

Y todavía tiene en su agenda a la Pucamaima, como presidente de su fundación. Además, es presidente de la Comisión Ejecutiva del Consejo Económico y Social, que se empeña ahora en lograr un acuerdo para el futuro del servicio eléctrico nacional.

Monseñor, continúe. Aún tiene mucho que dar.

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