En todas partes del mundo, todos los líderes políticos de oposición siempre ofertan profundas transformaciones económicas y sociales de la nación, las que supuestamente permitirían a toda la población salir de la pesadilla gubernamental, y entrar con ellos por una ventana dimensional que conduce a un maravilloso paraíso terrenal.
Por ello, en la República Dominicana cada día salen nuevos grupos emergentes que le ofertan a la gente que de llegar al gobierno harían todas las cosas diferentes, sin embargo, lo primero que usted nota es que el discurso de presentación generalmente luce carente de una sólida base de sustentación, y cuando no se tienen amplias y profundas bases de sustentación, ni se dominan las causas y soluciones de los problemas de la nación, se habla de temas que no parecen tener conexión y para mucha gente no tienen ninguna razón.
Lo ideal sería que los grupos políticos emergentes sean verdaderamente diferentes, pero no se puede ser diferente enarbolando el mismo discurso de siempre, contentivo de las mismas críticas de siempre, y sin mostrar tener a mano soluciones estructuralmente convincentes que atraigan los votos de hasta los indiferentes.
Convocar a la prensa para crucificar a una legisladora que, utilizando una simple expresión de campaña política, ha dicho que “la oposición no puede ganarle las elecciones al Gobierno porque la oposición no tiene dinero”, es una buena forma de un grupo político emergente perder el tiempo, especialmente en un país cargado de graves problemas que ameritan atención y solución, y es demostrar no tener temas importantes para debatir frente a la nación, ni tener muchas tareas políticas para hacer, pues aquí todo el mundo sabe que para arrendar una valla publicitaria de tamaño gigante hay que buscar un millón de pesos, y si el candidato arrienda las 500 vallas que necesita para cubrir todo el país podría obtener un 50% de descuento y sólo pagar 250 millones de pesos.
Colocar un spot radial, de 45 segundos de duración, en un programa premium de una emisora premium le puede costar hasta 10 mil pesos por cada spot, y en una emisora normal le puede costar 500 pesos, lo que indica que si un candidato presidencial coloca sus spots 20 veces al día, en 5 emisoras premium y en 100 emisoras normales, durante 4 meses, el candidato tendría que buscar 1,300 millones de pesos, aunque si es un buen negociador comercial puede conseguirlo en la mitad, pero serían al menos 600 millones de pesos.
Ahora sigue la televisión, donde todos los candidatos quieren salir con sus spots, generalmente muy malos, con guiones y fotografías muy pobres, y mensajes que no convencen a nadie, pero como el canal de TV no cobra por la calidad del spot, sino por el tiempo de duración, si en los programas premium no se paga al menos 5,000 pesos por cada spot, no lo pasan, y en 4 meses de campaña el candidato podría gastar RD$500 millones más.
Sigamos ahora con los periódicos y preguntemos cuánto cuesta una falsa portada con la cara y el mensaje del candidato, o cuánto cuesta la página 3 a todo color, y verá que cuesta entre medio millón y un millón de pesos, dependiendo del periódico, pero como el candidato debe hacerlo al menos 3 veces a la semana, durante 4 meses, necesita otros 150 millones de pesos.
Asuma que el candidato reserve apenas 500 millones de pesos para dietas, combustibles, sueldos, reuniones, caravanas, delegados electorales, centro de cómputos, afiches, etc., y verá que ya ha necesitado 2,000 millones de pesos, y que por eso la Junta Central Electoral asigna un alto presupuesto a los partidos políticos, presupuesto que este año 2015 es superior a los 805 millones de pesos, aunque el 75% de dicho presupuesto se queda en los tres partidos que obtuvieron más de 5% de la votación del año 2012.
Y la pregunta obligada es: ¿Se necesita o no se necesita dinero para la campaña electoral, o es simple deseo de opinar para criticar?, pues en las campañas de hoy el dinero es lo primero, y sin dinero, la campaña electoral sería como arar en el mar. l
Lo ideal sería que los grupos políticos emergentes sean verdaderamente diferentes, pero no se puede ser diferente enarbolando el mismo discurso de siempre contentivo de las mismas críticas de siempre…”
