Números de la prohibición

De sostenerse, el impacto de la prohibición haitiana de la internación por vía terrestre en mercancías de origen dominicano a ese mercado sería significativo por dos razones conocidas. La primera es que el bajo costo de transporte terrestre es…

De sostenerse, el impacto de la prohibición haitiana de la internación por vía terrestre en mercancías de origen dominicano a ese mercado sería significativo por dos razones conocidas. La primera es que el bajo costo de transporte terrestre es la gran ventaja con que cuenta la oferta dominicana en el mercado de Haití frente a la de empresas de otros países.

La segunda es que el peso de las exportaciones hacia ese país ha crecido en los últimos años hasta situarse como el segundo mercado de importancia. Mientras en 2005 las exportaciones apenas superaban los 200 millones de dólares o el 2% del total, en 2014 alcanzaron más de 1,400 millones, más del 14% del valor exportado a todos los destinos. Si descontáramos las exportaciones mineras de las totales, el porcentaje aumenta hasta 17.1%. Más aún, la República Dominicana se ha convertido en el principal suplidor de importaciones de Haití. En 2014 explicó un 35% de todas sus importaciones de bienes, mientras que Estados Unidos explicó un 31%.

Entre 2012 y 2014, las exportaciones de los 23 grupos de productos que han sido prohibidos de ser internados a Haití por vía terrestre alcanzaron un promedio anual de 487 millones de dólares. Esto representa el 41.7% de todas las exportaciones dominicanas a ese mercado en ese período, y el 5.8% de todas las exportaciones a todos los destinos.

Menos conocido es que la prohibición afecta a una proporción elevada del valor total importado por Haití de esos productos específicos. Entre 2012 y 2014, Haití importó un promedio de 1,275 millones de dólares de esos productos. Eso equivale a un 35% de sus importaciones totales. De éstas, un 38% provino de la República Dominicana. Eso significa que con la medida, las autoridades haitianas están afectando a un 13% del total de sus importaciones.

Para que se tenga una idea de las implicaciones a ambos lados de la frontera, veamos algunas cifras en ocho de los productos más importantes. De productos plásticos, Haití importó, en promedio en ese período, más de 158 millones de dólares por año. De esos, el 60% se originó en la República Dominicana. Ese monto representó el 29% de todas las exportaciones de plásticos del país.

De productos de molinería, en especial harina de trigo, Haití importó 110 millones, de los que algo más de 73 millones (equivalente a dos tercios de las importaciones) provinieron de la República Dominicana, los cuales a su vez explicaron el 86% de las exportaciones dominicanas de ese producto.

En el caso de hierro y acero, específicamente varillas, Haití importó más de 104 millones de dólares, de las que 69 millones (66%) se originaron en el país, representando poco más del 20% de las exportaciones de este rubro. En el caso del cemento, de los 76 millones por año que en promedio importó Haití entre 2012 y 2014, casi 65 millones se originaron en el país (85%), los que representaron el 57.5% de las exportaciones totales.

De grasas comestibles, Haití importó 143 millones, de los que 30 millones fueron desde su vecino, y de artículos de papel y cartón 84 millones, de los que menos de 28 millones (33%) era de mercancías originarias del país, explicando el 48% de las exportaciones. De pastas y galletas, Haití importó 84 millones, de los que casi 28 millones eran de la República Dominicana; y de jabones y detergentes importó 45 millones de los que 16 eran del país, explicando un 40% de las exportaciones.

No obstante, hay que reconocer que esas transacciones sólo son exportaciones más que nada por definición, porque las mercancías traspasan fronteras y generan una obligación de un no residente. Pero en varios sentidos se parecen mucho más a una transacción doméstica. Por un lado, una parte importante de ellas no resulta de una gestión tradicional de exportación sino una compra nacional que logra ser colocada al otro lado de la frontera.

Por otro lado, a modo de hipótesis, esas ventas no parecen ser una fuente importante de divisas porque una proporción significativa de los ingresos no es en moneda fuerte con capacidad de compra en el extranjero.

De ser así, una reducción de las ventas en Haití se parecería más a un shock interno producto de una caída de la demanda y del consumo, que a uno externo. La capacidad de importar no se contraería porque el flujo de divisas no sería muy afectado, pero se reducirían las ventas y aumentaría la capacidad ociosa en la industria.

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