La observación

La observación no está establecida taxativamente en la legislación electoral y ha debido ser regimentada por la Junta Central Electoral. En el último proceso, de 2010, se instituyó un reglamento que es el precedente inme

La observación no está establecida taxativamente en la legislación electoral y ha debido ser regimentada por la Junta Central Electoral. En el último proceso, de 2010, se instituyó un reglamento que es el precedente inmediato.El artículo cuatro de ese reglamento dice que “la acreditación de observadores, así como la determinación del número de los mismos es facultad exclusiva de la JCE. La acreditación debe estar precedida de una invitación emanada de la JCE o de la autorización de este órgano electoral a solicitud de parte interesada”.

Para estos tiempos, la JCE ha registrado 29 solicitudes de acreditación para observar las próximas elecciones nacionales. Es interesante que haya tanto interés en observar los comicios.

Pero es bueno recordar algunos presupuestos establecidos en el reglamento de observación que comentamos. El artículo 3 indica que la observación debe estar basada en los siguientes criterios y principios:

“a) La imparcialidad de los observadores en la emisión de su juicio sobre el proceso electoral; b) La neutralidad de los observadores en su comportamiento durante el proceso electoral y c) la no injerencia de los observadores en el cumplimiento de sus funciones, en los asuntos que de conformidad con la Constitución, la ley, las normas y las disposiciones emanadas de la JCE son de competencia exclusiva de las autoridades electorales”.

Nos ha llamado la atención la proliferación del número de organizaciones y personas que desean observar las elecciones presidenciales. Es llamativa también la creciente agresividad verbal en el proceso.

Tememos que la observación electoral se desnaturalice. Podríamos decir: la JCE debe admitir como observadores electorales a quienes deseen hacerlo. Después de todo, el país entero es el principal observador de un proceso electoral y no hay forma de impedir que lo haga, que mire que todo transcurra con seguridad, libertad y transparencia durante el proceso previo y el mismo día de las elecciones.

Pero la JCE debe ser muy cuidadosa para decidir a quiénes certificar como “observadores” en una sociedad donde los intereses partidarios están debajo de cualquier yagua vieja, como el alacrán.

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