Manny Pacquiao tiene una firme misión: Demostrarle al público -y a la prensa- que no está acabado y que, en su pelea con Jessie Vargas, va a poner en ejecución su estelaridad.El lunes en la tarde, acompañado de su séquito –encabezado por Freddie Roach- arribó a Las Vegas y a las dos horas estaba en el gimnasio.
En su combate del sábado con Vargas estará en disputa el cinturón welter que respalda la Organización Mundial de Boxeo (OMB). El moderno coliseo Thomas Marck Center será el escenario del match pactado a 12 rounds.
Precisamente ayer, en declaraciones que recoge la televisión hispana local, el presidente de la OMB, Francisco “Paquiao” Valcárcel confirmó que “todo está en orden y esta pelea va por el título welter de nuestra entidad”.
Pacquiao, ganador de ocho coronas mundiales en otras tantas categorías, está consciente de que tiene, por necesidad, que salir victorioso frente a Vargas.
Sabe, asimismo, que si cae derrotado por el título omebeísta de las 147 libras entonces “su definitivo retiro del boxeo será una realidad”.
Reiteró que cuando afirmó que colgaría los guantes, después de su triunfo ante Timothy Bradley, lo hizo “sin pensarlo mucho”. “El boxeo es mi vida y pienso que todavía puedo dar más de mí”, acotó Pacquiao, quien presenta una foja profesional de 58-7 con 38 victorias por nocaut.
“El senador del pueblo” en Filipinas
En Filipinas a Pacquiao lo han bautizado como “El senador del pueblo” tras su abrumadora victoria en las pasadas elecciones congresuales y presidenciales de la nación asiática que tiene como presidente a Rodrigo Duterte.
Sobre Pacquiao algunos periodistas de su país han formulado duras críticas, especialmente porque “no atiende del todo su trabajo de legislador”.
