La palabra empeñada

Desiderio Arias, fue una piedra en el camino que escogió Rafael Leónidas Trujillo Molina (1930-1961) para consolidarse en el poder. No…

Desiderio Arias, fue una piedra en el camino que escogió Rafael Leónidas Trujillo Molina (1930-1961) para consolidarse en el poder. No se le rindió como hicieron otros adversarios.

Por el respeto a la palabra empeñada no permitió que uno de sus hombres acabara con el naciente dictador el día que lo visitó en su cuartel con el propósito de ganárselo para su causa.

Tras asumir el poder el 16 de agosto de 1930, Trujillo hizo múltiples esfuerzos para atraer a los caudillos de antaño con ofrecimientos de prebendas económicas, y la preservación de cuotas de poder como las que habían adquirido en el pasado. Desiderio fue de los hombres que no pudo atraer.

Virgilio Álvarez Pina, en “La Era de Trujillo Narraciones de Don Cucho”, apunta: “Desiderio había trazado algunas condiciones con el gobernante en uno de los muchos encuentros que sostuvieron desde la ascensión de Trujillo al poder, pero el caudillo liniero, no admitía la obligación de obedecer incondicionalmente al Presidente. Concentró un pequeño ejército y se refugió en los montes de la Cordillera Septentrional, con la marcada intención de hacer la guerrilla a las tropas regulares del Gobierno”.

La decisión de Desiderio, Trujillo la vio como un desafío a su autoridad que no pasaría por alto. Sitió por varios días a Desiderio y sus hombres. Don Cucho destaca: “…las tropas sitiadas resistieron con honor y valentía el cerco, pero la escasez de alimentos y agua y el constante asedio de las fuerzas del Gobierno, terminaron minando la férrea voluntad de los combatientes de Arias”. En esa circunstancia, Desiderio quiso lograr un acuerdo con Trujillo que preservara su vida y las de sus hombres. Cuando Trujillo llegó a la cercanía del cuartel, uno de los centinelas de Desiderio lo apuntó con un rifle.

“Lo tengo en la mira”, le dijo un ayudante a Desiderio, “de un solo tiro lo envío al otro mundo. ¿Qué me dice usted? “No lo hagas”, contestó, “viene desarmado y en actitud de paz, además, le he dado mi palabra”. Recibió al naciente dictador, pero al final de la conversación los dos mantuvieron sus posiciones: Trujillo quería dominarlo, y Desiderio rechazó su plan. Al salir del cuartel ordenó a sus tropas acabar con el.

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