Partidos y crisis de representatividad

La actual es una época en la que muy poca gente cree que desde la esfera de lo público se puede hacer algo para enfrentar los problemas esenciales de nuestra sociedad.

La actual es una época en la que muy poca gente cree que desde la esfera de lo público se puede hacer algo para enfrentar los problemas esenciales de nuestra sociedad.Esta realidad pone de manifiesto el desencanto con la actividad política en nuestro país, independientemente de que en un proceso electoral como el que vivimos, se dé un gran activismo animado por razones de carácter clientelar.

En medio de este descrédito, las instituciones que más se han visto afectadas son los partidos políticos. Diversos estudios sobre la democracia así lo indican.

En la última encuesta sobre cultura política en República Dominicana, los partidos políticos aparecen como las instituciones con el nivel de confianza más bajo, alcanzando apenas 33.1 puntos. En los informes de Latinobarómetro desde el año 2004 hasta la fecha, la confianza en los partidos dominicanos ha caído de 32.1% a 22%. Esto pone en evidencia que nos encontramos ante una profunda crisis de representatividad de las instituciones partidarias en el país.

El Diagnóstico sobre la Situación del Sistema de Partidos en la RD (2005-2010) realizado por el Programa de Formación y Gerencia Política, establece con absoluta claridad las razones que explican esta crisis de las organizaciones partidarias.

Estas organizaciones han tenido serias dificultades para articular los intereses de los diversos sectores de la sociedad en función de un proyecto nacional. La falta de ideología y la ausencia de propuestas programáticas ha sido su característica.

Esto ha dado paso a que se entiendan como puras y simples maquinarias electorales, las cuales se activan para el proselitismo político en los años electorales, para luego entrar en una especie de letargo. En el Diagnóstico se destacan además los profundos problemas partidarios en materia de democracia interna, institucionalidad y transparencia.

Lamentablemente persisten y se profundizan las prácticas de caudillismo, clientelismo y exclusión, fundamentalmente de las mujeres y los más jóvenes. La personificación de la política, en vez del proyecto colectivo y democrático, es lo que se promueve como forma de alcanzar éxito electoral.

A esto se suma la falta de transparencia y rendición de cuentas de las organizaciones partidarias.
La erosión de la confianza ciudadana en los partidos es muy grave, ya que estos son las instituciones del sistema democrático y las instancias más idóneas de representación de los intereses de la sociedad.

Es necesario trabajar por su fortalecimiento y democratización, para que asuman su preminencia en la constitución de un Estado que sea capaz de garantizar el bienestar de la mayoría en nuestro país.

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