Peloteros, saloneras y vicecónsules

Juan Bolívar Díaz, uno de los pocos periodistas independientes del país, hizo un aporte al debate sobre la calidad de nuestro gasto público.

Juan Bolívar Díaz, uno de los pocos periodistas independientes del país, hizo un aporte al debate sobre la calidad de nuestro gasto público. En su artículo “Crece y crece nómina del servicio exterior” publicado el pasado 21 de enero en el periódico HOY, Juan Bolívar provee una serie de informaciones que tomamos prestadas para elaborar los gráficos que acompañan a nuestro artículo.

El contraste entre la magnitud de nuestras representaciones en embajadas y consulados en países extranjeros y lo que esos mismos países tienen en nuestro país, nos ayuda a entender el porqué entidades como el Foro Económico Mundial nos colocan como  el país del mundo con mayor despilfarro en el gasto público, entre 142 países analizados. 

¿Se puede justificar que mientras España tenga en nuestro país 15 representantes en su cuerpo diplomático y consular, nosotros tengamos allá 89?  ¿O que mientras Jamaica tenga un representante aquí, nosotros allá nos disparemos con 12?

Lo mismo sucede con nuestras representaciones en organismos como la ONU y la OEA.  ¿Acaso alguien en el Gobierno podría explicar el porqué  nosotros debemos mantener una representación de 63 personas en la ONU en New York, cuando Brasil, un país con una población 20 veces mayor que la nuestra y que ha sido miembro del Consejo de Seguridad de la ONU durante 20 años, tiene una representación de 42 personas? Si los brasileños tienen un solo representante con rango de embajador ante la ONU, ¿por qué nosotros debemos tener 11?

Los datos sobre los consulados que Juan Bolívar nos provee son desmoralizantes. En los Estados Unidos se nos reconoce por ser el país extranjero que más peloteros de calidad provee a las Grandes Ligas. 

También, por ser el país de donde salen las famosas “saloneras” expertas en los efectos mágicos de la keratina y el secado perfecto de todo tipo de pelo, sea liso o crespo, bueno o malo,  o como definía José Orlando Solís cuando estudiábamos en La Salle, muerto o malherido.

Al ritmo que vamos, pronto se nos reconocerá también por ser el país de los vicecónsules. El ejército de vicecónsules alcanza 104 cuando se suman las tropas con asiento en New York, Miami, Boston y Puerto Rico.

El despilfarro del gasto público en el servicio exterior explica el porqué somos uno de los países del mundo que más dinero invierte en servicio exterior como porcentaje del presupuesto total del gobierno.  Costa Rica y Guatemala, por ejemplo, en el año 2011 gastaron el 0.5% del presupuesto total del gobierno en servicio exterior.  Nuestro gobierno gastó el 1.3%, más del doble.

Muchos pensarán que no es mucho lo que despilfarramos en servicio exterior.  Sin embargo, un simple ejercicio nos permite apreciar el impacto positivo que esos recursos gastados de más tendrían si lo destináramos a otras áreas que los dominicanos consideramos más prioritarias. 

Si el Gobierno dominicano hubiese gastado en servicio exterior el 0.5% del presupuesto total que gastan Costa Rica y Colombia, el presupuesto de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores el año pasado habría sido de RD$1,952 millones y no de RD$5,037 millones, para un ahorro de RD$3,085 millones.

¿Dónde podría haber utilizado el Gobierno dominicano esos RD$3,085 millones? Partiendo del costo promedio estimado por el Ministerio de Educación, con esos recursos el Gobierno habría podido construir 13,723 aulas para educación inicial, básica y media. 

En caso de que para el Gobierno  esto no fuese prioritario, otra alternativa para nosotros más justa y sensata en un país donde más del 10% de la población padece de hambre, habría sido la incorporación de 343,000 nuevos hogares al programa Comer es Primero.

¿Acaso se puede justificar que gastemos anualmente RD$87 millones en 113 embajadores adscritos a la Cancillería cuando esos recursos nos permitirían paliar el hambre a casi 10,000 hogares pobres del país a través de la Tarjeta Solidaridad?

Conocedores del servicio exterior dominicano aseguran que muchos de los nombrados en el exterior permanecen en el país y cobran sólo una parte del monto asignado, quedándose un peaje en manos privilegiadas. 

Me cuesta creer que eso sea cierto.  Lo que sí es cierto es que debemos eliminar el derroche de dinero en el servicio exterior y destinar el ahorro a la solución de los principales problemas de la gente.  l

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