Peña Gómez

Contaba yo con ocho años de edad, pero recuerdo como si fuera hoy la primera vez que vi en persona a José Francisco Peña Gómez. Corría el 1962, él estaba junto a Sacha Volman, y ambos llegaron hasta mi padre para que les mostrara la casona número&#

Contaba yo con ocho años de edad, pero recuerdo como si fuera hoy la primera vez que vi en persona a José Francisco Peña Gómez. Corría el 1962, él estaba junto a Sacha Volman, y ambos llegaron hasta mi padre para que les mostrara la casona número 87 de la avenida Independencia esquina Cervantes, en Gascue, ofertada en alquiler. Mi viejo tenía las llaves con la encomienda de mostrar la casa a los interesados ya que la vivienda era propiedad de los sucesores de Federico Geraldino, quien había sido una especie de protector de mi progenitor. Peña Gómez, que era delgadito en ese entonces, vestía camisa clara con corbata pero sin chaqueta y Volman, un húngaro-estadounidense muy estrechamente vinculado al PRD tras la caída de Trujillo, llevaba puesta una chacabana. Luego de recorrer la casa, ambos se decidieron por alquilarla (¡por RD$300 mensuales!) para que allí operara un centro de formación política democrática. Esa vivienda sería meses después, el comando de campaña de la candidatura presidencial de Juan Bosch para las elecciones del 20 de diciembre de 1962, y también para los comicios del primero de junio de 1966, más tarde allí se instalaría la Casa Nacional del PRD, y hoy lo es del PLD, creo que en propiedad no en inquilinato. Tras el derrocamiento de Bosch, Peña Gómez habitó, junto a su familia de entonces, la segunda planta del anexo posterior de esa casa, y yo vivía con mis padres en el primer nivel del mismo anexo, por lo que cultivamos una relación casi familiar. En esos tiempos, él era el responsable de producir diariamente Tribuna Democrática, el órgano radial del PRD, y yo siempre lo veía leyendo y estudiando. Ese vínculo casi primario de afectos me hizo merecedor siempre de su distinción y aprecio, expresado en una dedicatoria escrita de su puño y letra en la que me ratificaba su amistad y se refiere a mí como “a quien vi crecer y desarrollarse hasta ser un comunicador de data”. Al cumplirse el pasado sábado, el 16 aniversario de su muerte, que Dios lo haya acogido en su reino…

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