Pensar más y hablar menos

Es casi un axioma la expresión de que el que mucho habla piensa poco, y hasta mucho yerra. En los políticos la situación tiene mayor impacto, pues para “convencer” multitudes por lo regular se necesita mucho verbo. Pero tienen el inconveniente&#823

Es casi un axioma la expresión de que el que mucho habla piensa poco, y hasta mucho yerra. En los políticos la situación tiene mayor impacto, pues para “convencer” multitudes por lo regular se necesita mucho verbo. Pero tienen el inconveniente de que en ocasiones se les hace difícil sacar a tiempo las metidas de patas que cometen por sus calenturas de pensamientos. En el pasado conflicto interno del PLD hubo muchos legisladores a los que se les fueron los frenos del vocabulario en un tramo corto y después se vieron forzados a frenar “guayando” casi en el aro. Si hubieran controlado su lengua, el aterrizaje habría sido más suave. 

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