Pepito, el abuelo y WikiLeaks

Pepito, un adolescente de 14 años,  llegó incómodo a su casa por la burla de sus  compañeros de colegio, porque el nombre de su abuelo Remigio salió a relucir en un informe de WikiLeaks, vinculándolo con actos de indelicadeza y que hasta le ca

Pepito, un adolescente de 14 años,  llegó incómodo a su casa por la burla de sus  compañeros de colegio, porque el nombre de su abuelo Remigio salió a relucir en un informe de WikiLeaks, vinculándolo con actos de indelicadeza y que hasta le cancelaron su visa norteamericana.

Al conversar con su abuelo, dijo que se sentía avergonzado al poner sus compañeros en duda su honestidad, al enterarse de que en WikiLeaks aparece su nombre  relacionado con actividades  que comprometen su seriedad e integridad durante su desempeño en cargos públicos.

Remigio explicó a su nieto que lo de WikiLeaks es una filtración de informes del Departamento de Estado,  publicados por  Julian Assange, al que calificó de fabulador y mentiroso, por lo que no hay que tomarlo en serio, y le restó importancia a lo divulgado en los medios.

Pepito se quedó pensativo, poniendo en duda lo dicho por Remigio y dijo que nadie en la administración pública,  con un sueldo como empleado de segunda categoría, podría darse los lujos de que disfruta su abuelo.

Sin embargo, Remigio le dijo a su nieto que tenía 30 años trabajando en la administración pública y que en ese lapso había “ahorrado” bastante dinero, y que ahora disfruta de “modestas” comodidades.

Pepito, niño avispado,  le dijo a su abuelo que su tío Mamerto sí era honesto, porque tenía cuarenta años en la administración pública, y salió más pobre que un ratón de ferretería.

El adolescente salió sin entender cómo su abuelo, con un sueldo modesto, disfrutaba de una villa en Casa de Campo, otra en la Mansión, de San José de Las Matas, un apartamento en Miami y una vivienda ubicada en una exclusiva zona residencial de Santo Domingo y que tenía cuatro vehículos lujosos parqueados en la marquesina.

Pepito manifestó a su abuelo que por más que se quiera justificar, sus compañeritos del colegio tenían razón al dudar de su seriedad, porque según dicen, en la administración pública sólo se enriquecen los que  se sirven del erario. Al sincerarse con su nieto, Remigio narró que eso no era nuevo, porque en los gobiernos surgidos  después de Trujillo,  funcionarios, salvo algunas excepciones, se han enriquecido rápidamente y  que uno de los pasados gobernantes hasta llegó a decir que la corrupción sólo se detenía en la puerta de su despacho. Destacó que por ser serio y honesto  tumbaron el gobierno sietemesino de Juan Bosch.

Asimismo, Remigio le restó importancia a la cancelación de su visa norteamericana  y dijo que hay otros países, y que agradecía a WikiLeaks la mención gratuita de su nombre, concitando la envidia de sus amigos.
Miguel Matos es periodista

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