Cuando nace una persona hija de un indocumentado en el país, ese recién nacido no es reconocido como dominicano, de acuerdo con nuestra Constitución.Sólo sería dominicano, si es hijo de padres dominicanos o de padres extranjeros establecidos legalmente en la República Dominicana, ya sea temporal o permanentemente.
En nuestro país hay, posiblemente, miles de ciudadanos hijos de inmigrantes haitianos indocumentados. Estos ciudadanos carecen de documentos porque no está definida su nacionalidad. Pero esos ciudadanos están creciendo, muchos son adultos y tienen hijos, los cuales tampoco han sido declarados porque, al igual que sus padres, son hijos de extranjeros o de ¿dominicanos? indocumentados.
Esta situación va generando una especie de bola de nieve que cada vez es más grande, pues en la medida en que pasa el tiempo y los hijos de inmigrantes haitianos indocumentados se siguen multiplicando en el país, es cada vez más grande la población de indocumentados, que por esa condición carecen de acceso al trabajo formal, a la seguridad social y sobre todo a la educación, en el caso de los menores.
Nuestras autoridades tienen el deber de respetar la Constitución de la República, de hacer valer las leyes y reglamentos de carácter migratorio y de registro civil que están establecidas en el país, pues no se puede afectar la soberanía y nuestra institucionalidad en beneficio de sectores que podrían tener intereses más allá de reconocer a esas personas como ciudadanos.
Sin embargo, es preciso buscar una salida. El presidente Danilo Medina ha expresado su disposición de colaborar con el gobierno haitiano para documentar a los ciudadanos de ese país que están ilegal aquí; pero esa labor debe complementarse con algún tipo de entendimiento y coordinación con la Junta Central Electoral (JCE), a los fines de que se le busque una salida legal y efectiva a esta situación que pone en riesgo a la estructura social dominicana. ¡Es hora de actuar!
