Pocas nueces

Los diputados del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que han abrazado la causa de la denuncia de presuntos intentos de sobornos a legisladores para que dieran su respaldo al proyecto de reforma constitucional para restablecer la posibilidad de que&#8230

Los diputados del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que han abrazado la causa de la denuncia de presuntos intentos de sobornos a legisladores para que dieran su respaldo al proyecto de reforma constitucional para restablecer la posibilidad de que un presidente en ejercicio pueda optar por una reelección consecutiva, es algo así como aquello de que hay mucho ruido pero pocas nueces. Están los legisladores perremeístas en su pleno derecho al hacer la denuncia pero nuestro país aún sigue siendo, para muchas cosas, una aldea y aquí casi todos nos conocemos. Para figuración mediática y posicionamiento público esgrimir lo del supuesto intento de soborno es una buena estrategia, pero aterrizando en la realidad, debemos estar contestes en que una denuncia como esa, en las presentes circunstancias, con los pobres elementos de comprobación que pudieran tener los denunciantes, no va a progresar, no va para ninguna parte, como dice el pueblo. Y es que, si hubo intento de soborno, los sobornantes no serían tan tontos, tal cuales los pintan los potenciales sobornables, como para andar haciendo esas “ofertas” a diestro y siniestro, en los montos que se dice, como si hubiera desesperación en los promotores de que se aprobara el proyecto. Más aún, si tras los acuerdos políticos en las alturas, pacto motivado –por lo menos en el caso del PRD- por los propios legisladores, los votos faltantes para conseguir que la pieza pasare no eran tantos. Además, ahí hay legisladores que saben que están bailando su último cuplé, que la organización a la que pertenecen –y ellos mismos, en términos políticos y personales- no tienen posibilidades de seguir en la fiesta, ¿y es que son tan éticos que resistirían cañonazo$ como los que aseguran les estarían siendo lanzados?. De ser así, estoy seguro que ya está en marcha una o más iniciativas para condecorar a esos pundonorosos, honorables, megaéticos y plus-honestos congresistas, por el blindaje que habrían exhibido ante el acoso del(os) “hombre(s) del(os) maletín(es)”, cuya presencia –a veces- ellos mismos añoran. ¡Je, je, je…!

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