ni cúmulo de energía ni qué ocho cuartos. Para la intensificación sísmica de este enero no hay explicación en base a la lógica. ¿Por qué no a finales de 2011 y sí comenzando 2012, el mismo mes del terremoto que devastó Haití en 2010 y un año muy sonado en premoniciones apocalípticas? Procuro no dejarme influenciar por cábalas pero no soy del todo escéptica; a cualquiera intimida la coincidencia.
Ahora bien, que crea o no en adivinanzas no es lo importante, sino que acopie un plan de respuesta. ¿Qué deberé hacer sorprendida por un sismo de madrugada en una casa enrejada, cerrada con siete llaves y más candados? Educación y diligencia preventiva en lugar de aprensiones, es lo necesario ahora.
Claudia Fernández Lerebours
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Periodista