Programas hay, falta seguimiento

Una exigencia muy frecuente a los aspirantes a la Presidencia y a los partidos es que expliquen cómo pretenden manejar los problemas del país.…

Una exigencia muy frecuente a los aspirantes a la Presidencia y a los partidos es que expliquen cómo pretenden manejar los problemas del país. Los medios de comunicación están en la primera fila en la numerosa lista de instituciones y personalidades que reiteradamente critican a los políticos porque no presentan propuestas y prefieren hablar pendejadas. Sugiero revisemos este enfoque sobre las carencias programáticas, porque estoy convencido de que el problema no es la ausencia de propuestas. Me explico.

Aun en un archivo muy limitado como el mío aparecen programas de gobierno de varios partidos y candidatos presentados en las últimas cuatro elecciones presidenciales. Unos mejores que otros, más completos, menos sustanciosos, más detallados, muy generales, etc. Sin hacer un análisis comparativo minucioso, tengo la impresión de que con el paso de los años estos documentos han mejorado su contenido y forma, y algunos abordan uno que otro tema de manera muy completa.

Me refiero a los documentos de propuestas dominicanos, porque no conozco  las experiencias programáticas de otros países; pero me atrevo a especular que el común de los que reclaman propuestas, tampoco conocen otros escenarios políticos. Además de los documentos programáticos, y los que se llevan a reuniones con dirigentes sectoriales, están los discursos de campaña que se recitan por toda la geografía nacional, que contienen abundantes promesas de obras públicas (que se ofrecen porque se conoce que son las que la gente quisiera realizadas), pero también incluyen propuestas de políticas públicas y otros compromisos. A estos documentos elaborados e impresos, y promesas sueltas, se suman a docenas de notas de prensa oficiales que publican los medios casi a diario, y que se pueden seguir con facilidad usando el Internet.

Si las propuestas y promesas abundan, ¿qué falta para mejorar la democracia y la acción de gobernar? Primero, convencernos de que los interesados somos nosotros y entender que la compilación, análisis-evaluación, comparación y seguimiento de las propuestas programáticas y obras públicas es una actividad política que nos compete a todos, no a los políticos y los partidos que están encantados con la “mala memoria” de los dominicanos. Segundo, crear organizaciones independientes, en centros universitarios u organizaciones sociales, que se ocupen de hacer esta tarea de compilación, comparen la acción del Gobierno con los programas formales y ofertas de calle, para producir evaluaciones y publicarlas.

Un proyecto de esta naturaleza sería una contribución valiosísima al mejoramiento de la democracia, al comportamiento de los partidos y los políticos profesionales y al interés de que aumente el peso de los programas formales en las campañas. ¿Quién se atreve?

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