¿Qué decirles a los niños sobre la existencia de Santa Claus?

Cuando Adriana se enteró de que sus sobrinitos tenían planeado la noche del 24 de diciembre decirle a Basan, su hijo de siete años, que Santa Claus no existía, ella, temiendo que él perdiera su confianza, decidió adelantarse y ahorrarle una…

Cuando Adriana se enteró de que sus sobrinitos tenían planeado la noche del 24 de diciembre decirle a Basan, su hijo de siete años, que Santa Claus no existía, ella, temiendo que él perdiera su confianza, decidió adelantarse y ahorrarle una burla a su pequeño.

Tremenda tristeza se llevó cuando su hijo rompió en llanto y la llamó mentirosa. Se resistía a aceptar esa verdad, a la vez que le dolía descubrir que su mamá le había mentido por tanto tiempo. Siempre había confiado en todo lo que su mama le decía.

El trauma fue tal que Basan se tomó semanas para irse reponiendo de aquella verdad. Hoy, a sus 28 años, Basan recuerda ese episodio de su vida como si fuese ayer.

Sin embargo, para Andrea el descubrimiento fue motivo de celebración, porque a sus cinco años logró “atrapar” a sus padres en la “mágica” tarea de colocarle los juguetes que ella había seleccionado semanas antes en las tiendas.

San Nicolás, Papá Noel, Santa Claus, Babbo Natale, son distintos nombres que corresponden a una misma figura: una figura legendaria que en muchas culturas distribuye regalos a los niños en la vigilia de la Navidad o Natividad, el 25 de diciembre.

Su relación con los niños nace con una de las historias que relata cuando alguien acuchilló a unos niños y él rezo por ellos, alcanzando su curación inmediata. Su fama de repartidor de obsequios se basa en otra historia que cuenta que un padre de tres hijas no podía casarlas por no tener dote. Nicolás le entregó una bolsa llena de monedas de oro a cada una. Se dice que esto lo hizo en secreto, entrando por una ventana y poniendo las monedas dentro de los calcetines de las niñas que colgaban sobre la chimenea para secarlos.

Cierta o no, la historia de esta figura se ha esparcido en casi todo el mundo y es la responsable de que los niños asocien indefectiblemente la temporada navideña a obsequios que arriban sigilosa y misteriosamente a sus hogares.

Pero, ¿qué tan saludable es hacerles creer en esta tradición?
“Los niños necesitan desarrollar el principio de realidad y jugar con la fantasía, las dos cosas son necesarias”, dice la psicóloga Vanessa Espaillat , para quien la tradición o el “engaño” no es dañino si se sabe manejar. “Se les puede decir a los niños, desde que puedan entender, que en Navidad celebramos y recordamos el nacimiento de Jesús y cómo San Nicolás ayudaba y regalaba a los niños, por lo que todos vamos a jugar a ser Santa Claus y Reyes Magos y nos vamos a intercambiar regalos como una manera de recordarlos y honrarlos”, abunda Vanessa.

¿Cuándo decirles la verdad? Las opiniones están divididas. Mientras que para Vanessa la verdad debe ser dicha desde siempre, otros psicólogos consideran que todo sobre la verdad debe ser cuando ellos pregunten, porque consideran que a ellos les toca descubrir la verdad. Dejar que pregunten, por entender que a ellos les favorece la fantasía en la primera infancia. Y es que la magia de la Navidad es muy saludable. Regalarse, ser felices, reunirse, amarse y recordar el nacimiento del Niño Jesús.

La imaginación y la fantasía forman parte del mundo infantil. De ahí que en sus primeros años los niños hablan con sus juguetes, creen en las hadas y en los monstruos. Todo ello es normal y forma parte de su desarrollo psíquico.
Tiempos atrás, esa imaginación y esa fantasía perduraban aun pasado los ocho años. Hoy, con la rapidez que evolucionamos en todo y la facilidad a la información, el niño va teniendo claramente la diferencia entre fantasía y realidad a una edad temprana.

“Con la ayuda de los padres, en la interacción con ellos a los tres años más o menos, ya van diferenciando entre lo que es fantasía y lo que no lo es”, apunta Vanessa Espaillat.

Aunque no existe una evidencia contundente de que la psiquis de los niños se vea afectada por conservar o no la tradición de Santa Claus, lo cierto es que cada niño lo vivirá de una manera personal. Dependerá mucho de las costumbres en cada hogar.

Para algunos niños, como el caso de Andrea, resulta una verdadera hazaña el descubrimiento. Sin embargo, otros como Basan se sienten dolidos al perder la inocencia, y decepcionados al descubrir que sus padres han mentido. De alguna forma esta tradición se convierte en herramienta para los padres negociar con sus hijos en su tarea de educarlos: “si te portas bien Papa Noel te traerá regalos”. Estrategia que a pocos les falla.

La costumbre de regalar se ha convertido en un juego de adultos, del cual el comercio obtiene grandes beneficios. Y a propósito del comercio, éste poco ayuda en conservar la fantasía en los niños, dada la manera en que promueven los juguetes.

La época de Navidad definitivamente es fantástica y mágica, hasta los planteles escolares dan vacaciones para que los niños disfruten esos días con sus regalos.

Muchas empresas dan vacaciones colectivas a sus empleados, tiempo que es aprovechado por los padres para compartir estos días de magia y fantasía con sus vástagos.

Y es que celebramos una realidad, recreamos el nacimiento del niño Jesús y la tradición bondadosa de San Nicolás de la mejor manera: abriéndonos y compartiendo bienes y alegrías.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas