Quique es Quique

Mi amigo de siempre, Quique Antún, me hace llegar por email una declaración negando que esté propiciando plancha alguna para la asamblea del PRSC del próximo día 26. Según él, “es una perversidad, una falta de respeto y una forma sucia de…

Mi amigo de siempre, Quique Antún, me hace llegar por email una declaración negando que esté propiciando plancha alguna para la asamblea del PRSC del próximo día 26. Según él, “es una perversidad, una falta de respeto y una forma sucia de hacer campaña” vincularlo a aprestos de esa naturaleza, lo que atribuye “a un grupo que se niega a someterse de forma libérrima, democrática y sensata a un método de votación secreta donde nadie le imponga candidato a nadie”. Y me doy cuenta de su pique, porque insiste en señalar que “quienes se prestan a esa suciedad se descalifican para dirigir un partido porque actúan indignamente y de una manera irresponsable”. Antún es gallero, tiene una de las mejores trabas del país y, aunque hace mucho tiempo que luce rasurado, cree en aquello de las apuestas garantizadas con un pelo del bigote. “A nuestro partido solo le queda esta oportunidad de levantarse y crecer para recuperar el espacio perdido”, afirmó, para añadir: “Quiero precisar categóricamente que no apoyo ningún grupo, sector o plancha a lo interno de mi partido para la asamblea” del día 26, aunque confirma que está recorriendo el país, visitando a sus correligionarios, explicando su propuesta de que la votación sea secreta”. A su juicio, “la sociedad dominicana ya está harta de trapisondas, y rebatiñas políticas”, por lo que mal haría él de aupar el grupismo “cuando mi partido lo que necesita es que todos unifiquemos esta familia y concurramos a esa asamblea en paz, con sensatez y en orden”. Dijo que su propuesta es precisamente para que los reformistas puedan tener la libertad de escoger sin ataduras la nueva directiva que entiendan sea lo mejor para el PRSC”. Su propuesta es que se vote en secreto, a través de urnas, para escoger al presidente, al secretario general, de organización y las demás posiciones importantes donde no exista el consenso. Al final, tiró el cartuchazo que quería tirar: “Nadie, absolutamente nadie, está autorizado a vincularme a ningún sector ni plancha alguna; Nunca he sido un hombre de grupos, siempre he estado a disposición de mi partido y así lo seguiré estando, asumiré cualquier responsabilidad que se me asigne como siempre lo he hecho, bajo la disciplina partidaria que me ha caracterizado en mi dilatada carrera política”. Que Quique más ameno. ¡Je, je, je…!

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