Reclamos en la CIDH

Por más de 15 años trabajé en la región Sur en Radio Enriquillo, la emisora de la Iglesia católica en el municipio Tamayo.

Por más de 15 años trabajé en la región Sur en Radio Enriquillo, la emisora de la Iglesia católica en el municipio Tamayo. En la agenda de este medio informativo estaba el trabajo de acompañamiento a más de 10 comunidades de la zona cañera del ingenio Barahona, que por su desarrollo pasaron de bateyes a parajes, secciones y hasta distritos municipales. Aun el acompañamiento a estos poblados estaba bajo el influjo de obtener la mejoría de servicios, incluyendo salud, educación, energía eléctrica y medio ambiente. De vez en cuando, aparecían los casos de personas indocumentadas que la emisora gustosamente acompañaba en la solución de esos problemas. Antes de eso, en los tiempos de estudios secundarios, coincidí con centenares de estos compañeros que participábamos en las luchas estudiantiles desarrollando una hermosa camaradería que incluía amistades profundas como con Beneco Enecia de Batey Ocho, Juan Nixon Yan, de Batey Uno y Teodoro Ricardo de Batey Tres, entre otros. Todos jóvenes ejemplares graduados en las universidades, con la responsabilidad de dirigir proyectos de desarrollo de los que antes eran beneficiarios. De hecho compartí con ellos varios “escenarios de lucha”. Traigo esto al recuerdo porque me preocupa la forma en que en la actualidad varios jóvenes de ascendencia haitiana llevan un reclamo de identidad ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH). En mi condición de encargado de prensa de la JCE presencié pormenores de su visita y creo que deben cambiar  de rumbo. Sé que tienen todo su derecho a reclamar documentación de identidad y motivar en el espacio que crean conveniente sus reclamos. Pero decir que en Dominicana obligan a las niñas de “Moño malo” alisarce para que puedan ser recibida en la escuela, o que inspectores de la JCE andan cazando personas de ascendencia haitiana en los barrios para que firmen papeles en blanco para después utilizarlo como documento de renuncia a su identidad, o que en los hospitales le niegan atención médica a los niños cuando son morenitos, es absurdo. Se entienden que esta gente quiere sensibilizar a la CIDH y agencias de donantes a favor de su causa. Pero caramba los extremos jamás son buenos, mucho menos cuando se apartan tanto de la verdad. Así no, por favor.

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