Las posiciones pro y contra el próximo Embajador de Estados Unidos, son manifestaciones naturales en cualquier sociedad libre. El aspecto relevante debe ser no perder de vista quién se beneficia indirectamente de este insulso debate.
Desde la antigua Roma, nada mejor para quienes detentan el poder que pueblos distraídos en cuestiones intrascendentes, desenfocados de los verdaderos problemas.
El país sigue su curso: delincuencia, embarazos en adolescentes, escándalos de corrupción, subida de los combustibles, exclusión, desempleo, carestía, servicios públicos deficientes. Si protestaran contra tal panorama los sectores opuestos a James Wally Brewster por su orientación sexual, con un mínimo de la energía que ponen en este “caso”, de seguro fuéramos otro país. l
