La responsabilidad de los ciudadanos

Prácticamente concluye el año 2014 y diversas instituciones del país han aprovechado esta ocasión para pasar balance a la sociedad dominicana en el plano económico, social y político. Estos análisis han valorado positivamente algunos…

Prácticamente concluye el año 2014 y diversas instituciones del país han aprovechado esta ocasión para pasar balance a la sociedad dominicana en el plano económico, social y político.

Estos análisis han valorado positivamente algunos logros alcanzandos durante el año, sobre todo el de mantener la estabilidad y el crecimiento económico, la inversión realizada en educación, el acompañamiento al campo y los esfuerzos por promover una contratación pública transparente.

Se han cuestionado los pocos avances en materia de equidad, el crecimiento de la deuda y el déficit fiscal, la cada vez más débil institucionalidad y la permanencia de una impunidad que incita a seguir desfalcando al Estado.

Construir un mejor país supone enfrentar los retos anteriores y otros problemas que han sido identificados por la población como muy graves; tal es el caso de la inseguridad ciudadana.

Lograr un Estado más comprometido con la solución de los grandes males que afectan al país es responsabilidad de las élites políticas, aunque no solo es éstas. No es mucho lo que se puede avanzar en la sociedad dominicana sin un ejercicio responsable de ciudadanía. Ciudadanos social y políticamente comprometidos y un movimiento social articulado, generarán la presión necesaria para empujar las transformaciones que requiere la República Dominicana.

A estos cambios sociales se resisten algunos líderes políticos que prefieren seguir pescando en el río revuelto del desorden institucional y de la indiferencia ciudadana. Un ejemplo de la apuesta por una ciudadanía reducida lo constituye la continuidad de las prácticas clientelistas de distribución de cajas navideñas, compradas con recursos públicos, entre multitudes aglomeradas en torno al líder benefactor.

Este es un claro atentado a la dignidad de las personas, coherente con un proyecto político que parece perpetuarse durante décadas, el cual promueve ciudadanos-mendigos que brindan su apoyo electoral a cambio de dádivas.

Mejorar la calidad de la democracia implica que la población dominicana pase de individuos-clientes a ciudadanos responsables. Esta es una apuesta distinta, enfocada en la construcción de ciudadanía, es decir, en la promoción de sujetos sociales con una clara consciencia de sus derechos y de la necesidad de que sean respetados.

Esto supone enfrentar el desencanto con la política y la frustración social frente a la posibilidad de una mejor sociedad. Al mismo tiempo, superar el individualismo que impide el compromiso ciudadano con el cambio social. Cambio que será posible en la medida que se fortalece la participación de la ciudadanía en el ámbito público. Para ello, es necesario comenzar a perder el temor a la política y desde dentro, promover otra forma de ejercerla. l

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