Electricidad La salida por mantenimiento de tres importantes generadoras, que aportan una tercera parte de la oferta real de electricidad, ha mostrado que el mercado opera sin disponibilidad para emergencias.
La falta de lo que los entendidos conocen como “reserva fría” coloca al sector eléctrico en una situación de fragilidad o vulnerabilidad extrema. La salida de una generadora que aporte 100 megas distorsiona la oferta, produciendo más apagones.
El sistema está compuesto por unas 24 plantas que cargan con el mayor peso del mercado, pero dentro de ellas hay tres grupos cuyo aporte de generación es imprescindible para que el sector opere con cierta normalidad, dentro de su esquema de oferta administrada.
El Grupo AES, que además de AES Andrés y sus 300 megavatios opera las plantas Los Mina V y V1, funge como el principal sustento del mercado eléctrico, donde convergen también la generadora San Felipe, con un aporte de 185 megavatios, y las plantas Itabo, con 100 megas la número uno y 115 megas la dos.
Dependencia
Cualquiera de los tres “grandes” grupos de generación que salga de operación, por mantenimiento programado o avería accidental, afecta el suministro de electricidad, que por cuestiones financieras está servido alrededor de un 80 por ciento, en tiempos normales.
Es una restricción decidida por las autoridades del sector, como forma de administrar el servicio a los clientes, según sus niveles de pagos.
Desde el viernes y hasta mañana, las unidades del Grupo AES están fuera de operación por mantenimiento mayor y por adecuaciones para ampliar la capacidad de las plantas del parque Los Mina.
La oferta de energía ha sufrido disminuciones hasta en los llamados circuitos privilegiados y en los clientes regulados.
A los circuitos 24 horas les han reducido tres horas, según ha explicado la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) y a los clientes no regulados, que son los que compran directamente la energía a los generadores, les han pedido que bajen carga o potencia.
Las adecuaciones son para asimilar o incorporar al sistema 200 megas nuevos, generados a gas, que corresponden en partes iguales a las plantas Seaboard y Aggreko.
Los trastornos que se han generado en el suministro eléctrico, por la salida de tres plantas, son solo parte del problema que ronda al sector.
Aunque ha ido diversificándose y buscando mayor eficiencia, el sistema energético , por el elevado número de plantas viejas, es caro su mantenimiento y operación. Hay unidades desde 2.5 megavatios hasta 300.
La llamada capacidad instalada es de un poco mas de 3,000 megavatios, pero la disponibilidad real en tiempos normales es de 2,200 megavatios.
La demanda realmente servida es de unos 1,800 megavatios, que representa cerca del 80% de las necesidades del mercado.
El hecho de que cerca de una tercera parte de la capacidad instalada no está en uso constante, se debe a que son plantas que tienen un costo de generación muy elevado, porque producen a base de fuel oil número 2 y 6.
Algunas de esas unidades, que tienen contratos de suministro con la CDEEE, reciben pagos por capacidad instalada, pero no están en línea, porque resulta más económico pagarles y que se mantengan apagadas, a que enciendan y generen, porque afectan los costos de adquisición de las distribuidoras de electricidad, sin que éstas puedan traspasar esos incrementos a los usuarios vía la tarifa. También influye en la falta de consistencia del suministro eléctrico el hecho de que cerca del 17% de la oferta proviene de hidroeléctricas, a cargo de presas de uso múltiple (electricidad, regadío y consumo humano), cuya capacidad depende del régimen de lluvias y de los niveles de sedimentación.
La CDEEE licita expansión del sistema
Aunque se estima un crecimiento promedio anual de 10% en la demanda de energía, en el país apenas se han instalado en el último año unos 83 megavatios, incluyendo los 33 de generación eólica.
En diciembre pasado la CDEEE abrió un proceso de licitación pública internacional para la expansión de la capacidad instalada nacional por hasta 1,000 megavatios, con posibilidad de ampliarla hasta 1,500 megavatios, mediante la instalación de nuevas unidades de generación con una inversión estimada de US$3,000 millones.
Algunos proyectos hidroeléctricos, como Monte Grande, tienen potencial para aumentar la oferta de generación hídrica, una de las más baratas.