Señales de alerta

Las sociedades deben prestar atención a las señales de alerta que advierten el advenimiento de situaciones difíciles o las consecuencias nefastas de ciertas decisiones. Así como los sensores permiten a los animales advertir la inminencia de catástrof

Las sociedades deben prestar atención a las señales de alerta que advierten el advenimiento de situaciones difíciles o las consecuencias nefastas de ciertas decisiones. Así como los sensores permiten a los animales advertir la inminencia de catástrofes naturales, los seres humanos debemos desarrollar la intuición de identificar estas alertas.

Lamentablemente pocos advirtieron la dimensión de los daños para el país que se derivarían de la elección de los miembros de las Altas Cortes por el Consejo Nacional de la Magistratura a finales del 2011, aunque para nadie era un secreto que se trató de un arreglo político entre Leonel Fernández y Miguel Vargas Maldonado.

A menos de 3 años de su designación no caben dudas de que el riesgo de que los magistrados electos antepusieran sus lealtades políticas hacia quienes los llevaron a ocupar sus cargos, al cumplimiento de su misión, es una realidad cada vez más palpable.

Nuestra sociedad no ha comprendido a cabalidad el peligro que se deriva del control por una maquinaria política de todos los poderes del Estado.

El vacío que se ha producido en la oposición y en la misma sociedad civil debilitada por la maquinaria detentadora del control absoluto de poderes, ha dejado en un estado de indefensión a una población que agobiada por los problemas de la cotidianidad, prefiere válvulas de escape que preocuparse por problemas que entiende ajenos.

Lo que para muchos es una sorpresa es que el control de los órganos judiciales no solo esté siendo utilizado como una garantía de impunidad para los controladores de los mismos, sino que se ha convertido en un instrumento para colocar al Ejecutivo en posiciones incómodas, restándole sus facultades de definición de políticas públicas y poniéndolo en la encrucijada de temer tomar acciones sensatas porque sería situarse del lado que algunos tratan de vender como antipatriótico.

Mientras esta maquinaria de poder se encarga de erigirse en defensora del ultranacionalismo, insuflando peligrosas divisiones intestinas en nuestra sociedad, alentando viejas rencillas y rencores, el gobierno luce titubeante, como si por temor a las consecuencias prefiriera hacerles el juego.

Lo que la sociedad no puede perder de vista es que esa misma maquinaria política es la que está protegiendo a los acusados de corrupción, pues si la justicia tuviera interés de que se conozcan estos casos, con la misma celeridad con que levantó las notas de advertencia colocadas por la Procuraduría General sobre bienes propiedad de un imputado de corrupción, pudo haber ordenado la medida cautelar de embargar los mismos, salvando así el tecnicismo legal que le ha permitido dar un paso a favor de la impunidad y varios en contra de la lucha anticorrupción.

La sociedad debe darse cuenta de que hay señales de alerta en el ambiente, que como el cielo encapotado anuncian tempestades. Por eso todos debemos repudiar que intereses políticos dividan nuestra sociedad y sigan manejando la justicia a su conveniencia sin importar las consecuencias. Coloquemos el foco sobre los miembros de las Altas Cortes y el Poder Judicial para que sientan el peso de tener encima una sociedad dispuesta a vigilar sus acciones y a impedir que arreglos políticos perjudiquen a toda una Nación y la condenen perpetuamente a la corrupción.

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