En el año 2002, la Sala Capitular del ayuntamiento de Tamayo, ahora los ayuntamientos se llaman cabildos, donó a la honorable Suprema Corte de Justicia un solar para que en ese municipio se construyera el local de esa institución, que para el caso opera como un Juzgado de Paz. La resolución fue marcada como la 002-2002 y fue tomada en el tiempo que el síndico, ahora se llaman alcalde, Huraldo Mesa (Yayo) dirigía esa institución. Cuatro años más tarde, en el 2006, y con la resolución 06, el ayuntamiento de Tamayo ratificó la donación, para ese momento bajo la dirección del síndico Bienvenido Peña. Han pasado 11 años desde la primera resolución y todo estaba bajo control. En Tamayo el Juzgado de Paz nunca ha tenido casa propia y las que ha alquilado no reúnen las condiciones para llamarse Juzgado de Paz. Recuerdo en una ocasión que estaba en la calle 10 de Marzo, en una casona de madera, junto con el “pregón” de los animales. El hecho es que ahora la Suprema Corte de Justicia quiere construir su local en el municipio y vaya sorpresa: el actual alcalde Menni Cuevas ni por Dios, ni por sus Santos, quiere entregar el terreno donado por dos gestiones anteriores.
La situación ya preocupa, pues la Suprema comenzó los trabajos y hasta el lugar llegó, naturalmente armado, el distinguido munícipe y “corrió” a los constructores desparramando el cemento y la arena por doquier, al menos esos son los reportes que llegan desde Tamayo.
Lo que no está en dudas es el poder que tiene Menni, no sólo porque se coloca por encima de dos resoluciones anteriores del cabildo, sino que desafía a la misma Suprema, que ha decidido construir ya.
La construcción de esta obra es una urgencia para este pueblo y bien debía Menni dar todas las facilidades para que la misma se termine durante su gestión. Ya lo veo junto al presidente de la Suprema , don Mariano Germán, cortando la cinta que deje inaugurada esa obra tan especial. Si lo hiciere así la historia y el pueblo de Tamayo se lo agradecerá. Hacer lo contrario sería una tontería, que no le convendría ni a él , ni a nadie.
