Todos están a prueba

Algunos municipios son fuente de escándalos por actuaciones de regidores y ciertos alcaldes, cincuenta años después de elecciones sucesivas y renovaciones de autoridades.

Algunos municipios son fuente de escándalos por actuaciones de regidores y ciertos alcaldes, cincuenta años después de elecciones sucesivas y renovaciones de autoridades.Pensiones sin llenar los requisitos de ley o aumentos salariales desmedidos para el período que se inicia el 16 de agosto, cuando una amplia cantidad de incumbentes seguirán en los puestos.

Ayer hablábamos de eso. Hay otra inquietud sobre los cabildos: la elección de las autoridades de las salas capitulares. A consecuencia de las alianzas variopintas de las pasadas elecciones no siempre el partido ganador podrá formar mayoría para la dirección de la sala capitular. Serán necesarias nuevas alianzas o reafirmaciones de las pasadas. Eso no sería ningún problema.
Inquietan los métodos primarios que se suelen poner en práctica en las elecciones de los bufetes directivos. En el pasado, la conformación de los mismos en algunos municipios terminaba ensangrentada.

Los partidos están en libertad de pactar a conveniencia. No tiene que primar el interés comunitario. Se hará lo que pueda resultar más rentable según el mejor estilo de la política vernácula. Ahora bien, el método predominante debe ser el que garantice el sentido de la civilidad.

Ya algunas formaciones políticas proclaman que impondrán sus mayorías. A ese predominio no habría que poner reparos.

Si bien en nombre de la paz y la no violencia primó la “regla de oro” bajo los auspicios de José Francisco Peña Gómez, en el sentido de que el partido ganador de la alcaldía podía escoger la directiva de la Sala Capitular, la realidad está sujeta al cambio. Puede imponerse la mayoría de los ediles. Lo que debe evitarse son las reyertas sangrientas.

Los electores escogen sus favoritos y estos administran a su voluntad. Nuevas formas están a la puerta. Ingenio y prudencia permitirán que se renueven los bufetes directivos de los municipios, sin que nadie se manche.
Todos están a prueba. El pueblo sólo observa.

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