Travesía en el Sahara

Si 42 kilómetros dejan exhaustos a sus participantes, qué tal recorrer 100 kilómetros. Aún más, cómo reaccionar si se trata de realizar ese trayecto sin detenerse. Pero más aún, tratándose de

Si 42 kilómetros dejan exhaustos a sus participantes, qué tal recorrer 100 kilómetros. Aún más, cómo reaccionar si se trata de realizar ese trayecto sin detenerse. Pero más aún, tratándose de hacerlo en el desierto.¿En el desierto? Así es, sin dudas. La compañía Zitoway, organizadora de eventos de atletismo extremo, cumplió 15 años y para celebrarlo realizaron este evento.

La temperatura rondó los 30 grados en la tarde y 15 grados en la noche.

La dominicana Yvette Mahrer Viñas se las ha arreglado para competir en el insólito y único evento “100 kilómetros en el desierto No Stop” (sin parar), el cual se realizó en el desierto de Sahara.

Lo primero que acude a la cabeza son las dificultades. No es un territorio acogedor. Aun así, esta atleta de ultradistancia se lanzó por lo grande y sin temor. “La competencia la haría de nuevo sin ningún tipo de dudas”, señala.

Aunque sí fue difícil”, reconoce. Entonces pasa a explicar que “toda la primera parte fue en subida por un largo tiempo y los últimos 20 km de dunas (todo en arena) fueron las partes más difìciles de la competencia”.

Eso no es lo único, “otra cosa difícil fue mantener la concentración para no caerse durante tantas horas ya que con el headlamp (lámpara del casco) veías aproximadamente sólo cinco o seis metros hacia adelanrte”. La concentración fue fundamental. Los kilómetros 60 y 80 fue el colador para la mayoría, algunos se retiraron en el km 95; 16 corredores en total renunciaron a la competencia de un total de 124 que se inscribieron. Eso refleja la gran dificultad. Para Mahrer Viñas también hubo alegría.

¿Cuál fue tu mayor satisfacción?

Se sonríe ampliamente y dice luego: “Llegar”.

¿Cuál es tu reacción ahora que estás en tu casa?

“Para mí fue una experiencia maravillosa donde puse a prueba mi fortaleza física y mental”.

Los 100 km No Stop se corrieron entre el 26 y el 27 de octubre. La competencia se inició a las 5:00 p.m. del viernes y 26 y concluyó alrededor de las 3:00 p.m. del sábado.

“Tuve momentos de nerviosismo porque no veía en qué dirección tenía que seguir, pero por suerte posicionándome en la parte más alta de la duna, de una manera u otra pude ver hacia dónde me tenía que dirigir”.

Al comenzar su carrera en la tarde, corrió siempre “de noche y emocionada”.
“Terminé cuando todavía no había salido el sol, lo cual me decía que estaba en buena posición. A partir del km 70 no sabía qué hora era, ya que mi reloj se quedó sin baterías, ni cuántos km me faltaban. Terminé mi aventura en 13 horas y 47 minutos llegando sexta en clasificación femenina”. Como si fuera algo que lamenta, agrega: “no pude disfrutar del paisaje ya que llegué a la meta antes de que saliera el sol”.

¿Quién es ella?

Yvette reside en Italia, en la ciudad de Ferrara. Ella es la séptima hija de nueve hermanos. Tiene 49 años. Partió a Estados Unidos en 1985 y en 1988 viajó a Suiza donde vivió hasta el 99 y desde ese año a la fecha vive en Italia. Allí vive junto a su esposo Francesco Vallini y sus dos hijos que son Marcel André y Julia Mahrer Viñas. Yvette (Mariluz la llaman en su círculo familiar) alcanzó el título de entrenadora en Suiza, país donde vivió inicialmente.

Preparación para la competencia

La prueba se desarrolló en el desierto del Sahara, que toca al país de Túnez.

Partieron de la ciudad de Chenini, considerada patriomonio de la Unesco. El Sahara, (desierto más grande del mundo) según datos, ocupa el 40% de territorio de ese país y toca también a países como Marruecos, Argelia y Libia.

Para llegar hasta allí, Mahrer Viñas, quien también corrió 100 km en el desierto, pero durante cuatro días en marzo de este año, primero corrió el 29 de julio en el Val’ossola Trail (25 km., 3er lugar); el 23 de septiembre en el Maratona Alzheimer (42 km, 3er. lugar); el 30 septiembre en 10 millas de Ferrara (6ta overall y 1era de la categoría) y 6 octubre -Ultramaratón de Fano (6 horas en pista, 58 km- 2do. lugar femenina overall y 4ta. clasificada general -hombres y mujeres- overall).

Ella, y lo reconoce, ha sido la empresa más arriesgada llevada a cabo por Yvette, que finalmente se ganó la aprobación de toda su familia, incluida la de su esposo. Si la carrera se repite la haría, pero para 2013 vienen cosas grandes. “Para el próximo año ya estoy planificando una competencia mucho más larga que esta, de la cual daré detalles más adelante”, anunció Yvette.

Una mochila salvadora para todo el recorrido 

Se requiere una mochila para la competencia (que es de resistencia, pero más de autosuficiencia) y  los participantes al momento del control deben llevar en la misma suficiente reservas de alimentos equivalentes a 1,500 calorías, barras alimenticias, mínimo un litro de agua, cubierta de sobrevivencia, encendedor, pito, sales minerales, luz química, vaso, linterna, recambio de T-shirt mangas largas para la noche y abrigo antiviento. Durante la noche foco para la cabeza, es obligatorio llevar luces químicas y colocarlas en la espalda para dar visibilidad al competidor. 

Se requiere una mochila para la competencia (que es de resistencia, pero más de autosuficiencia) y  los participantes al momento del control deben llevar en la misma suficiente reservas de alimentos equivalentes a 1,500 calorías, barras alimenticias, mínimo un litro de agua, cubierta de sobrevivencia, encendedor, pito, sales minerales, luz química, vaso, linterna, recambio de T-shirt mangas largas para la noche y abrigo antiviento. Durante la noche foco para la cabeza, es obligatorio llevar luces químicas y colocarlas en la espalda para dar visibilidad al competidor. 

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