Una poesía para Dios creador

INTRODUCCIÓNEl tema específico de la VI Tertulia Literaria “Una poesía para Dios”,  animada cada año por el Centro Fe y Cultura “San  Roberto Bellarmino”, de Santiago, que dirigen los Padres Jesuitas, interactuando…

INTRODUCCIÓN

El tema específico de la VI Tertulia Literaria “Una poesía para Dios”,  animada cada año por el Centro Fe y Cultura “San  Roberto Bellarmino”, de Santiago, que dirigen los Padres Jesuitas, interactuando con un grupo notable de laicos y laicas, fue: “Una poesía para Dios Creador”.  La actividad ocurrió el 10 de octubre 2013 y estuvo dedicada al P. José Somoza, S.J., ferviente propiciador de estas tertulias, fallecido en el transcurso del presente año.  Se presentan en ellas poemas sobre el tema designado, sea de autores conocidos, sea de la autoría de los presentes inéditos o no. De mi autoría, declamé tres, con estilos poéticos diferentes, uno publicado ya y dos inéditos.  Helos aquí::

1. El poder del amor de Dios creador

Esta pieza litetaria sigue el estilo poético de los salmos.  Está publicada en mi libro “El más bello de los poemas”. “Tomé siete salmos, los salmos 8, 102, 92, 17, 76, 96 y 29, los mezclé en ese orden y entoné, a mi modo, esta canción:

I- Te he visto, Padre, grande y hermoso, caminando por el Universo, todavía en plena evolución:

“Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder?”.Te he sentido tierno y cariñoso en la brisa suave, que me acaricia dulcemente:

“Como un padre siente ternura por sus hijos, así sientes, Señor, ternura por tus fieles, porque sabes de qué estamos hechos, te acuerdas de que somos barro y carne”.

II- Te he contemplado firme y glorioso en las fuerzas de la naturaleza, potente y amoroso, en el cuidado de tus hijos, los seres humanos: Levantan los ríos, Señor, levantan los ríos su voz, levantan los ríos su fragor; pero más que la voz de aguas caudalosas, más potente que el oleaje del mar, más potente en el cielo es el Señor y el amor que me tiene.

III- Te vio el mar, oh Dios, te vio el mar y tembló, las olas se estremecieron, su fondo apareció y se vieron los cimientos del orbe, cuando tú, Señor, lanzaste el fragor de tu voz, al soplo de tu enojo. Pero a mí me sacaste de las aguas caudalosas, me libraste de un enemigo poderoso, de adversarios más fuertes que yo. Me sacaste y me libraste, porque me amabas.

IV- Delante del Señor avanza fuego, sus relámpagos deslumbran el orbe y, viéndolos, la tierra se estremece. Los montes se derriten como cera, ante el dueño de toda la tierra.  El que sostiene su trono sobre la justicia y el derecho, que aborrece el mal, hace amanecer la luz para el justo y da alegría a mi corazón.

V- La voz del Señor en el huracán, es magnífica, es potente, es viento impetuoso, descuaja los cedros del Líbano, sacude el desierto de Sahara, retuerce los robles, descorteza las selvas, y me sienta con Él en su trono, encima de la tempestad, me da fuerza con su pueblo y nos bendice con la paz.

VI- Hijos de Dios, aclamad al Señor,  aclamad  la gloria y el poder del  Señor en el Big-bang de los orígenes en las aguas caudalosas de los ríos, en la potencia de los mares, en el fuego de relámpagos y volcanes, en la fuerza de huracanes y tormentas, en las explosiones de soles y estrellas, en la justicia de sus planes y acciones, en la firmeza fiel de su amor a hombres y mujeres.

VII- Postraos ante Él en el atrio sagrado. Gritad unánimes en su templo: ¡Gloria y honor, poder y amor, a ti, para siempre, Señor, Dios Creador potente! ¿Qué es el hombre para que te acuerdes  de él, el ser humano para darle poder?”

2. Amelia

Este trabajo, en el que quiero también recoger el tema de Dios como Creador, es una piecesita de prosa poética, al estilo de Rabindranath Tagore o Juan Ramón Jiménez, hasta ahora inédita.

“Cuando Amelia, mi sobrina, tenía dos años y siete meses, sus padres la llevaron por cuarta vez a Uvero Alto, playas del Caribe, al Este de República Dominicana.

Su abuela, junto con ella, contemplaba la luna que surgía del mar, allá lejos, en el borde del horizonte.

Su abuela  Antonieta, exclamó:
– ¡Qué bella está la luna, creada por Dios!
Amelia respondió:
-Sí, la luna está saliendo y la playa está dormida.

Corrían en ese momento diez y seis mil millones de años desde los inicios de la creación y de la evolución, cinco mil millones de años de estar la luna derramando con toda su belleza su luz sobre la tierra sin interrupción, un millón de años de la aparición del hombre sobre la tierra y apenas 2012 de la Encarnación del Señor. Era diciembre. Vino a mi mente, entonces, aquel poeta que cantaba cómo Dios Creador dejaba salir la luna por puro amor, sin interés alguno, cuando todavía no había seres humanos para contemplarla o proclamarlo ni haya hoy tampoco Antonietas para hacerlo.

Ah! Y sobre las playas he de decir que siempre duermen acariciadas por las aguas, desde los inicios de su creación; al principio desnudas, porque no había luna, pero luego arropadas por la misma luz de la luna.  Sólo se despiertan, cuando un ser humano, un animal u otra cosa, pasa sobre ellas.  Permanecen así, despiertas, mientras duran las huellas. Después vuelven las olas, borran las huellas y ellas tornan a dormirse de nuevo, como las vió Amelia en Uvero Alto, cuando tenía dos años y siete meses e iba saliendo justamente la luna en ese momento para arroparlas.

3. La luz increada y creada
Para este poema utilizo el modelo clásico de la estrofa sáfica, a saber, tres endecasílabos y un pentasílabo. Lo redacté justamente para la VI Tertulia Literaria “Una poesía para Dios” y terminé de escribirlo una hora antes de declamarlo en el Centro de Cultura y Fe “Roberto Bellarmino”, el 10 de octubre 2013:

La luz te envuelve como un manto, oh Dios.
Siempre has sido luz y amor, que es lo mismo. Tu amor creó la luz, antes de todo, imagen tuya.

La luz te envuelve como un manto, Jesús,
Luz de luz, Dios de Dios, Hijo del Padre
Todo fue creado por ti y para tí, oh Luz del mundo.

La luz te envuelve como un manto, Santo
Fuego del amor del Padre y del Hijo,
Espíritu que enciendes, mueves y animas
la creación.

La luz te envuelve como un manto, cosmos. En la oscura y fría noche espacial,
galaxias, soles, lunas y estrellas, te invaden de luz.

La luz te envuelve como un manto, tierra,
desde que sale el sol hasta el ocaso y en las noches te dio Dios la luna.
La luz te hace azul.

La luz te envuelve como un manto, hombre,creado a imagen y semejanza de Dios, brasa viviente, luz brotan de tus ojos
y tu corazón.

La luz te envuelve como un manto, roca.
Cuando golpean tu dura corteza
dejas salir la chispa que escondes y lo enciendes todo.

CONCLUSIÓN
CERTIFICO que los tres trabajos literarios “El Poder de Dios Creador”, “Amelia” y “Luz increada y creada”, recogidos en este solo artículo, son de mi autoría.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros, el 22 de octubre del año del Señor 2013.

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