Desde hace un par de años me revinculé a la actividad política a través de la creación del Movimiento Dominicanos por Orgullo Nacional (MDON), lo cual me ha permitido conocer un mundo que me revela hasta dónde está amenazada la sociedad dominicana. En realidad no se sabe cuál está más corrompido, si el Gobierno o la oposición, ya que no hay forma de explicar el derrotero que toma la política partidista, en la que se refleja de manera muy cruda la degradación moral que afecta todo el tejido social.
El canibalismo político ha llegado a unos extremos que en el país nadie tiene garantía de absolutamente nada, ni siquiera del derecho a la vida, sobre todo cuando se enrola en una actividad que presenta perfiles muy preocupantes.
El asesinato del ex-rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo por parte de personas que pertenecen a la misma oposición, que supuestamente tienen los mismos propósitos, nos confirma que en el país ya no valen, no tienen valor, los proyectos colectivos, porque la individualidad y apetencias personales están por encima del bienestar general de la nación.
Se confirma una vez más que los partidos que tienen el control del escenario político nacional e incluso del Estado no difieren unos de otros, porque su militancia sólo persigue promoción económica y social sobre la base de depredar el patrimonio público.
Ya no tiene ningún valor la palabra empeñada, el compromiso social y los valores éticos y democráticos, aun en aquellos que hablan de cambios cuando no son capaces de cumplir con lo prometido.
Este es un síndrome que afecta a los personeros del Gobierno y de los partidos de la oposición, razón por la que se producen una serie de hechos de violencia como el ocurrido en contra del ex-rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Mateo Aquino Febrillet.
Es una lucha entre los partidos políticos, tanto del oficial como los que conforman la oposición, que sólo se circunscribe a quítate tú, para ponerme yo, expresión popular que de alguna manera deja claro que en las llamadas propuestas de cambios no prima otra cosa que no sea la búsqueda de beneficios personales y grupales.
Hoy no sólo está destrozado el Partido de la Liberación Dominicana, sino también el Partido Revolucionario Moderno, en los que nadie puede creer, porque son capaces de burlarse hasta de los obispos, porque para ellos nada es nada.
La amenaza que se cierne sobre la República Dominicana se parece mucho al acto terrorista que destruyó las torres gemelas de Nueva York, ya que dos aviones se estrellaron en sus estructuras provocándose un gran incendio y los que quedaron atrapados en los pisos de arriba no podían bajar porque hubieran sido devorados por el fuego y no les quedó más remedio que decidir como querían morir, si quemados o lanzándose desde lo alto, porque de cualquier manera estaban condenados a la muerte.
