Hoy los dominicanos celebramos el Día de la Virgen de La Altagracia. La ocasión fue seleccionada por la Conferencia del Episcopado Dominicano para anunciar la misión de la Iglesia Católica durante un período, que es el 2015, pero que forma parte de su eterno batallar por la fe, y con ella, por una mejor forma vida de las personas.
La ocasión tiene un significado especial. Este período ha sido consagrado para acoger “con gozo, gratitud y esperanza”, la propuesta del Papa Francisco para profundizar votos por la “Vida Consagrada”. La Iglesia la ha incorporado a su Plan Nacional de Pastoral junto al valor de la solidaridad con el lema “Amor y solidaridad, camino de santidad”.
En ese espíritu, la Iglesia se propone celebrar, valorar e impulsar la “Vida Consagrada” como don de Dios precioso y necesario “para el presente y el futuro del Pueblo de Dios, porque pertenece íntimamente a su vida, a su santidad y a su misión”.
La Conferencia explica que “el Año de la Vida Consagrada” con motivo del 50 aniversario de la Constitución Dogmática Lumen Gentium (LG), sobre la renovación de la vida religiosa, inició el pasado 30 de noviembre, primer Domingo de Adviento, y terminará con la fiesta de la Presentación del Señor, el 2 de febrero de 2016.
La Vida Consagrada tiene en su centro a los servidores de la Iglesia, a los fieles, pero también es un modelo de inspiración para todas las personas que buscan el bien. Normalmente, las iglesias tienden a coincidir en sus obras con quienes precisamente se afirman en el servicio constructivo.
Esta convocatoria tiene un valor inmenso para la Iglesia Católica dominicana. Se reafirma en los valores más consagrados por una vida limpia que conduzca a la más alta elevación espiritual. Era necesario después de un período de prueba como el 2014.
Las vocaciones inspiradas en la doctrina, en la historia universal y nacional de la Iglesia y en sus grandes aportes, seguirán motivando a miles de creyentes para cultivar las virtudes espirituales.
Celebremos que la fiesta de la Virgen haya sido la magnífica ocasión para pronunciar tan abarcadora carta pastoral.
