El voto responsable

El rol de las instituciones y el de uno de los principales actores del sistema, los partidos políticos, ha sido muy criticado en los cerca de 40 años de la actual etapa democrática. En medio de esta situación, asistimos nueva vez a un proceso…

El rol de las instituciones y el de uno de los principales actores del sistema, los partidos políticos, ha sido muy criticado en los cerca de 40 años de la actual etapa democrática. En medio de esta situación, asistimos nueva vez a un proceso electoral donde se decidirán todos los cargos de elección popular. Este es uno de los momentos más importantes de ejercicio de soberanía en una sociedad democrática. El pueblo participará de manera directa en la determinación de quienes serán sus autoridades para el próximo periodo constitucional.

Independientemente de la situación en la que se encuentren las instituciones y los actores políticos, se deben crear las condiciones para unas elecciones libres, justas y transparentes, en las que se garantice la equidad en la competencia electoral y se respete la voluntad popular expresada en las urnas. Los órganos electorales deben asegurarse de una buena administración de las elecciones y de impartir justicia electoral; los partidos de la promoción de una campaña de calidad y los ciudadanos, de participar y llevar a cabo un ejercicio responsable del voto.

El desencanto con los partidos políticos o con el desempeño de algunos servidores públicos, no debe ser motivo para renunciar a la participación electoral. Todo lo contrario, el ejercicio del voto es el medio más efectivo para que la ciudadanía exprese su opinión respecto a la manera en que actúan los políticos, ya sea premiándolos o castigándolos.

Una de dos razones puede llevar a la abstención; por un lado, la de aquellos ciudadanos que son tan críticos del sistema que entienden que no vale la pena apoyar a nadie. Con esta actitud terminan favoreciendo a las peores opciones políticas. Por otro lado, la de aquellos que entienden que la política nada tiene que ver con ellos, desconociendo así que la forma en que se administra el Estado y quién lo administra, afecta directamente su vida cotidiana. Contrario a esto, se debe destacar que la participación electoral de los ciudadanos fortalece el sistema democrático.

Lo anterior supone una mayor conciencia del poder que tienen los electores a través del voto. Claro está, ese poder solo es posible cuando el sufragio se ejerce de manera crítica y responsable, sin dejarse influenciar del dinero, la publicidad engañosa, el clientelismo y la compra de votos. Aún no se ha avanzado lo suficiente para impedir este tipo de prácticas, pero la misma debe ser denunciada y rechazada por los electores. Solo la trayectoria del candidato y su partido, así como sus propuestas programáticas, deben ser los factores determinantes a la hora de votar.

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