Vudú y cristianismo conviven codo con codo el último destino del Papa

Monrovia/Oidah- En el suelo de la Puerta del No Retorno de Oidah, un arco que marca el punto desde el que miles de esclavos…

Monrovia/Oidah- En el suelo de la Puerta del No Retorno de Oidah, un arco que marca el punto desde el que miles de esclavos fueron trasladados de la costa atlántica de Benin a América, hay hoy una sencilla cabaña blanca con tejado de zinc y paredes que se someten a la merced de las olas. Desde el exterior, no se aprecia, pero es nada menos que un templo vudú, uno de los muchos lugares tradicionales de oración en esta ciudad costera profundamente espiritual.

La visita del Papa Benedicto XVI a Oidah hoy sábado no tiene lugar en los centros sagrados vudú, ni en su templo de serpientes, donde diez pitones sagradas van y vienen a su antojo.

Pero durante su discurso a los líderes políticos y religiosos, incluyendo los de fe vudú, reunidos en el palacio presidencial de Cotonú, habló de la necesidad de armonía religiosa en los países africanos, donde conviven diversas fes.

«La cooperación en áreas sociales o culturales pueden ayudar a la gente a comprenderse mejor y a vivir juntos en paz», señaló. «También es útil saber que el diálogo no tiene lugar por debilidad, sino por fe en dios».

El vudú que se practica en los países del Caribe como Haití nació en Oidah, una colorida y polvorienta ciudad de 80.000 habitantes, y fue llevado a través del Atlántico por los esclavos obligados a cruzar por la Puerta del No Retorno. Alrededor del 60 por ciento de los nueve millones de habitantes de Benin lo practican, con frecuencia junto con creencias como el cristianismo o el islam.

El gobierno de Benin declaró oficialmente el vudú una gran religión en 1996. Desde entonces, su lugar de nacimiento Oidah ha adoptado un gran significado para el país. Además, su legalización «ayudó a la gente a ver que era una religión real, no un tipo de extraña magia negra», afirma Jean Napele, un practicante de la ciudad.

   «No clavamos pins en muñecas o intentamos hacer daño a la gente», señaló. «Se trata de una conexión con la tierra. En ese sentido se puede comparar quizá con las creencias de los aborígenes en Australia», dijo a dpa.

   Las piedras, los animales o los árboles adquieren un significado especial bajo el vudú. Según un cuento, en el sagrado bosque de Kpasse en Oidah hay un árbol que se cree fue una vez un rey anciano. Consciente de que había planes para decapitarlo, corrió al bosque y se transformó él mismo en un árbol capaz de resistir el paso del tiempo.

El vudú no adopta la creencia en el cielo o el infierno, sino que sus muchos dioses tienen con frecuencia una combinación de atributos positivos y negativos que deben ser equilibrados. Por ejemplo, la diosa Sakpata trae lluvia para las cosechas, pero también la viruela. Shango asegura una buena cosecha, pero no duda en enviar rayos y truenos si considera que un pueblo lo merece.

Pinturas de sirenas como Mami Wata, la diosa del sexo, el agua y la salud, cubren los muros de bares o de templos en Benin. Los seguidores de vudú aseguran que tiene el poder de conceder buenas miradas y encanto sobre alguien, pero también retirar sus concesiones.

Cada dios tiene docenas de hijos o líneas sucesorias, que habitan diferentes elementos o situaciones. Los 41 hijos de Sakatpa pueden ser encontrados en la tierra, el aire, el agua y el fuego.

En enero, la ciudad albergó un festival vudú que acogió rezos del jefe local, bailes, sacrificios de animales y carreras de caballos por la playa.

Según Dah Alligbonon, presidente de una sociedad que investiga el diálogo religioso en Benin, la visita del papa Benedicto XVI es una oportunidad para que el mundo entienda más del vudú. «Quizá pueda ayudar a solucionar parte de la disputa entre los católicos y quienes sólo practican vudú», dijo en una entrevista con «La Nación» de Benin.

«Los creyentes del vudú han sido tratados como diablos en el pasado por algunos cristianos», señaló. «Esperemos que esta visita promueva el entendimiento entre las dos religiones», añadió. Según Napele, que acude a misa católica los domingos a la vez que practica vudú, la gente no debería elegir entre los dioses.

«El cristianismo enseña que hay un dios que creó todo, el mundo entero», señaló. «Si crees en el vudú, crees que hay piezas de dios o dioses individuales a todo tu alrededor. Así que es fácil practicar el cristianismo y el vudú al mismo tiempo, como mucha gente aquí», afirma.

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