La Zona, el plan, la gente

El gobierno nacional y el ayuntamiento del Distrito Nacional iniciaron el pasado jueves los trabajos del proyecto Reforma Integral de Calles Priorizadas en la Ciudad Colonial, con el propósito de relanzar esa área de la Capital, su significado históric

El gobierno nacional y el ayuntamiento del Distrito Nacional iniciaron el pasado jueves los trabajos del proyecto Reforma Integral de Calles Priorizadas en la Ciudad Colonial, con el propósito de relanzar esa área de la Capital, su significado histórico,  por sus atractivos, por los sitios, monumentos y museos.
Se trata de un proyecto con un costo estimado en 145 millones de pesos y a cargo del Ministerio de Turismo, dentro de su plan de promoción de la ciudad, como destino, por la fuerza o Marca de la Zona.

El plan cuenta con los auspicios y el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y es parte del programa del presidente Danilo Medina de fomento del turismo para atraer 10 millones de turistas en los próximos diez años.

Todo eso es bueno, pero en la ejecución de los trabajos parece que no se pensó en los habitantes de la Zona Colonial, que tienen su forma de vida y su dinámica. En ella conviven, con ruido y todo, la gente, los negocios, los comerciantes y todo lo que es esa parte de la ciudad y los barrios periféricos.

¿Por qué decimos esto? Desde el viernes, la gente más influyente de la zona, que vive y disfruta su zona, y los que viven de la zona, si bien se enteraron de que empezarían “unos trabajos”, se escandalizaron cuando vieron cómo un tramo de la calle Arzobispo Meriño era cerrado y una draga desplazaba el asfalto.

¿Qué pasó ahí? Parece que el gobierno y el municipio no socializaron su plan con la gente. No explicaron cómo serían los trabajos. No se sabe si se  analizó el impacto en el tránsito y en las demás actividades. El desconcierto pudo evitarse.
Los gobiernos deben entender que ya hay que hablarlo todo, que todos los planes tienen que ser incluyentes. Presentarlo a los ciudadanos y considerar sus opiniones.

Ahora, un buen plan los vecinos lo ven como una agresión. Las autoridades están a tiempo de realizar los correctivos recurriendo al recurso más barato pero más valioso: la comunicación, el diálogo.

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