La pandemia implementó un nuevo modelo educativo. CMD dice que la enfermedad aún no ha terminado

Un primero de marzo pero del 2020, el Ministerio de Salud Pública (MSP) anunció a la ciudadanía el hallazgo del primer caso positivo al covid-19 en República Dominicana.

Se trató de Claudio Pascualini, quien para ese entonces tenía 62 años, e ingresó al país desde Pesaro, región de Marcas en Italia.
Aunque el reporte fue dado a conocer por las autoridades en la referida fecha, el “italiano”, como le llamó la población pisó suelo dominicano el 22 de febrero, y estuvo recibiendo atenciones médicas por 54 días en el hospital militar docente doctor Ramón de Lara.

Desde que se detectó el primer contagio, el temor se apoderó de toda una población que veía como una enfermedad desconocida causaba estragos en el extranjero.

Cuando todos se refugiaban en casa para evitar la patología, el personal de salud tuvo que salir a lidiar con los efectos de la dolencia.

Así lo hizo el médico familiar Enmanuel Severino, quien llegó a la Unidad de Coronavirus del hospital Moscoso Puello en medio de un repunte de contagios en junio del 2020.

“Mis familiares no querían, si hubiese sido por mi madre no entro (…), tuve que convencerla y decirle que uno como médico siempre está expuesto a enfermedades”, contó el galeno a este medio.

El padre de una niña de tres años tuvo que realizar servicios de 24 horas en aras de brindar un mejor tratamiento a las personas que estaban internos en el centro de salud.

Señaló que la falta de espacio le afectó bastante, sobre todo cuando no había camas para los pacientes con dificultad respiratoria.

“Es una situación que no se la deseo a nadie (…), una persona que no pueda respirar y este en una silla, al principio se vio eso porque no había espacio”, expresó”.

Durante todo el tiempo pandémico, en el Moscoso Puello también ha estado trabajando la licenciada en enfermería Mercedes Berroa, quien empezó a tratar a los enfermos de coronavirus el 25 de julio del 2020.

A pesar de estar cerca de los afectados, la señora que está inoculada resaltó que en ese periodo nunca ha dado positivo al Sars Cov 2, tras indicar que siempre ha mantenido las medidas de bioseguridad dentro de las áreas de servicio.

Para Berroa lo más difícil, momentos que incluso le sacaron lágrimas, fue presenciar el sufrimiento de decenas de individuos a punto de morir por la falta de oxígeno.

“Yo estoy psicológicamente preparada (…), pero ver tantas personas así muriéndose en tus manos es traumático, eso fue lo más duro y doloroso”, detalló.

Impulsó cambios

La pandemia del covid-19 causó el cierre de escuelas y universidades, por lo que las aulas de clases pasaron a ser los medios de comunicación, lo que causó la deserción de cientos de estudiantes.

De acuerdo al Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), durante el primer año del coronavirus un 40 por ciento de los universitarios dejó sus estudios.

Sin embargo, Jessica Séptimo nunca paralizó sus clases en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), aunque le resultó difícil la virtualidad.

La joven de 26 años destacó que pese a que las lecciones a distancia no tenían el mismo nivel de explicación por parte de los maestros, siempre se mantuvo estudiando para seguir avanzando en su carrera de grado.

No obstante, a otros les favoreció las clases desde casa, como a la profesora de educación inicial, Ramona Zapata, que la calificó como positiva porque aprendió una nueva forma de impartir docencia.

No ha terminado

En la rendición de cuentas, el presidente Luis Abinader aseguró que el país superó la pandemia del covid-19, lo que actores del sector salud como el presidente del Colegio Médico, Senén Caba, consideran que fue un anuncio apresurado.

Protagonistas

Enmanuel Severino
Médico familiar
Mercedes Berroa
Licenciada en enfermería
Ramona Zapata
Profesora
Jessica Séptimo
Estudiante universitaria

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