Juan Ramón Paulino se dedicó por años a la agricultura, hasta que descubrió que su real pasión era la ebanistería

Juan Ramón Paulino se dedicó por años a la agricultura, hasta que descubrió que había otra actividad que le apasionaba y a la que podía dedicarse sin problema: la ebanistería.

Treinta años después, pasa revista a la decisión tomada y concluye que fue la más sabia. “La ebanistería me ha permitido mantenerme al lado de lo más valioso que tengo, que es mi familia”, indica, dejando ver lo mucho que le agrada el oficio.

Juan Ramón rememora que un día mandó a hacer un trabajo y lo quería para rápido; el ebanista le contestó que tenía que ayudarle. Ese fue el inicio de su aprendizaje. En 45 días, gracias a su destreza, trabajaba ya solo. En el año 1986 abrió su propio taller en San Francisco de Macorís, provincia Duarte, al que denominó J y R.

Es una persona que pone bastante empeño a lo que realiza y un emprendedor constante. Desde el patio de su casa trabaja junto a dos de sus cinco hijos. Fue nominado a Premios Microempresariales Citi en el año 2017 en la Categoría Microempresa Familiar.

Premios Citi reconoce el emprendimiento de micro, pequeñas y medianas empresas, las cuales contribuyen al desarrollo de sus comunidades en el país.

Para participar de esa iniciativa de la Fundación Citi, los interesados deben recopilar su historia de vida y fotografías en la que se muestren realizando su actividad de negocio, además de suministrar el formulario correspondiente. Los seleccionados son evaluados en las categorías: Microempresa Familiar, Microempresa Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente, Microempresa Agropecuaria, Microempresa Educativa, Microempresa Joven Emprendedor, Microempresa de Manufactura, Comercio y/o Servicio y Microempresa Unipersonal. Además, se entregará un reconocimiento y único premio a la Microempresa del Año y a la Institución Microfinanciera más Innovadora del Año.

Juan Ramón Paulino tiene una persona que es una aliada permanente, su esposa. Mientras, con la aritmética y contabilidad le asisten sus hijas, que son estudiantes universitarias.

El empuje

Gracias a los microcréditos adquirió las herramientas y los equipos que necesita todo taller, para mejorar la eficiencia. “Todavía sigo con el mismo apetito de trabajar que cuando era joven”, resalta el hombre de 60 años. Su negocio está ubicado en la calle Principal # 168, Cruce de Magua, Castillo, Duarte. Se le puede contactar vía el teléfono 829-395-4224.

Ha contado con respaldo de la Fundación Dominicana de Desarrollo (FDD), una institución que cuenta con 53 años de historia, un tiempo en el que se ha puesto de manifiesto el compromiso del empresariado dominicano, y llega actualmente a 20,000 clientes de microcrédito. La institución maneja casi 400 millones de pesos en cartera anual y en toda su trayectoria ha beneficiado a un millón de dominicanos. En su taller, Juan Ramón fabrica repisas, juegos de aposento, comedores, muebles para cocina, entre otros; que distribuye en distintas partes del país. El proyecto ha ido creciendo, por lo que subcontrata mano de obra. “A veces la cosa se pone buena; cuando me empiezan a llegar muchos trabajos y no damos abasto nosotros, le pago a otras personas”, comenta Paulino.

Avance
Juan Ramón tiene cuatro tareas de tierra, una planta eléctrica y varias máquinas para el corte y pulido de la madera.

Visión
“Si usted no le cumple al cliente en el trabajo entonces se va al suelo”, dice Juan Ramón cuando habla de responsabilidad.

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