Los asentamientos humanos informales y de alto riesgo, a orillas del caudaloso y peligroso río Ozama, han sido motivo de preocupación en nuestra nación desde la década de los años ’50, cuando la gente comenzó a ocupar las zonas de inundación en La Ciénaga, Los Guandules y Guachupita, por lo que en el año 1959 Rafael Trujillo ordenó al Ayuntamiento de la ciudad Capital desocupar esas franjas de inundación y reubicar a los ocupantes en el sector Los Mina, sin embargo, el proyecto no llegó a materializarse, y la zona siguió llenándose de casuchas sobre agua y lodo.

Al incrementarse la densificación habitacional, el presidente Joaquín Balaguer, en sus primeros 12 años de gobierno (1966-1978), decidió enfrentar el problema y ordenó desocupar la zona de inundación y reubicarlos en nuevas y confortables viviendas de concreto que acababa de construir en Las Caobas, en la zona occidental de Santo Domingo; pero al regresar al poder en 1986 el Presidente Balaguer se encontró con que la gente que él había sacado de las orillas del río Ozama habían vendido sus casas y habían regresado al río, por lo que encargó nuevos estudios de la zona, y en su siguiente mandato (1990-1994) emitió los Decretos 358-91, 359-91 y 183-93 declarando de alto interés nacional el “Plan de acción coordinada interinstitucional para la reestructuración social, urbana, y ecológica de los barrios marginados que rodean los ríos Ozama e Isabela en la ciudad de Santo Domingo”, y prohibió la entrada de todo tipo de materiales de construcción a esa zona, encargando a la Marina de Guerra del fiel cumplimiento de esa orden.

Más recientemente, el actual Presidente de la República, Danilo Medina, ordenó desalojar a los residentes de la zona de inundación de La Barquita y reubicarlos en los hermosos y confortables apartamentos de La Nueva Barquita, al tiempo que ordenó estudiar y diseñar una intervención razonable para la zona de Domingo Savio, intervención que amerita tomar en cuenta el comportamiento meteorológico de los recientes huracanes Harvey, Irma y María, cuyos vientos, lluvias e inundaciones provocaron estragos y muertes en gran parte del Caribe en septiembre 2017.

Sin embargo, el 26 de septiembre de 2017, inmediatamente después de los dramas climáticos vividos en todo el Caribe a causa de los poderosos huracanes Harvey, Irma y María, el periódico Listín Diario nos hizo una extensa entrevista que sirvió de base para un amplio reportaje de página completa titulado “Experto dice: Desocupar zonas vulnerables es impostergable”, y cuyo primer párrafo decía así: “En República Dominicana es urgente y obligatorio desocupar de forma definitiva las zonas vulnerables a las inundaciones, y reubicar cuanto antes a sus habitantes en lugares seguros, advirtió ayer el geólogo y ambientalista Osiris de León”.

El segundo párrafo decía que: “Más temprano que tarde tenemos, como sociedad, que enfrentar el problema porque nos sale más barato enfrentarlo ahora. Esta es la única forma de que podamos dormir tranquilos, tanto el Gobierno, como las autoridades locales y los ciudadanos, enfatizó el experto”.

El tercer párrafo decía lo siguiente: “De León planteó que es necesario tomar las medidas ahora porque cada vez los fenómenos hidrometeorológicos son más frecuentes y potentes debido al cambio climático. Agregó que esto generará múltiples beneficios al Estado pues la inversión que haga el Gobierno tendrá una alta tasa interna de retorno desde el punto de vista social, ambiental y económico, porque cada vez que esas zonas se inundan tiene que buscar miles de millones de pesos para resolver el problema, precisó el experto”.

“Ese problema hay que frenarlo en la etapa inicial, temprana, primaria, cuando hay poca gente, y convencer a los ciudadanos de que las zonas bajas de las cuencas hidrográficas grandes como las del Yuna, del Yaque del Norte, del Yaque del Sur, del Ozama, no son zonas habitables”, enfatizó De León.

Ahora, en fecha 10 de enero de 2018, la revista MIT Technology Review ha publicado un interesante artículo, firmado por James Temple, titulado “Las señales de que el cambio climático perdió totalmente el control en 2017”, y donde se puede leer que: Durante décadas, los científicos han avisado de que el cambio climático haría que fenómenos extremos como las sequías, las inundaciones, los huracanes y los incendios forestales fueran más frecuentes y devastadores. En 2017 vimos de cerca la ferocidad de este mundo alterado cuando fuertes huracanes golpearon la costa este y la costa del golfo….el huracán Harvey atravesó la costa sur de Texas provocando inundaciones desde hasta un metro y medio de altura, por lo que murieron 80 personas y miles tuvieron que abandonar sus casas,….y después llegarían los huracanes Irma y María, convirtiendo la temporada activa de huracanes del Atlántico del año 2017 en la más cara de la historia, con más de 200 mil millones de dólares en daños”.

Viendo la realidad climática y meteorológica regional, urge desocupar las zonas de inundación a orillas del río Ozama.

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