La falta de credibilidad en los partidos políticos, ha quitado calidad a la democracia. En la medida en que los partidos, agrupaciones y movimientos políticos son manejados por sus cúpulas como empresas para obtener fortunas, sus prácticas alejan de la organización los valores cívicos y democráticos.
Hasta el 15 de agosto del 2018, los partidos en la República Dominicana, funcionaron sin una ley que los rija. Recientemente se aprobó la ley 133-18 que viene a reglamentar las organizaciones que son fundamento de la democracia. Se espera que las letras de esta ley no mueran y que los partidos pongan en práctica los mandatos que contiene la legislación, sobre todo los que tiene que ver con la educación ciudadana en valores cívicos y democráticos.
Por ejemplo, de acuerdo con el artículo 13 inciso 8, los partidos, están en el deber de promover la ética ciudadana y los valores cívicos; están obligados a incidir en la ciudadanía con profunda vocación de servicio conforme al artículo 34.
Se aspira a formar ciudadanos competentes y con profunda convicción democrática para el desempeño de las funciones públicas. Los partidos tienen el compromiso de contribuir a la formación política y adiestramiento técnico de los ciudadanos en los asuntos de Estado, a la instrucción de sus integrantes en la ideología partidaria y a la difusión de los valores cívicos y patrióticos.Conforme al artículo 35 de la ley 33-18, cada partido, agrupación o movimiento político reconocido, instituirá un sistema de educación política, a través de sus organismos internos.
La dirección central de los partidos, establecerá cada año un programa de formación y educación cívica, política y electoral, donde se promuevan los valores democráticos y la institucionalidad.
Si se ponen en práctica estos mandatos de la ley de partidos, en los próximos años tendremos una democracia mucho más fortalecida.