En una fecha ya tan lejana como 1916, el poeta y narrador mexicano Amado Nervo publicó el libro «Elevación».

En ese libro se publicó por primera vez «En paz», un poema que Pablo Milanés devolvió a los tiempos actuales.

Antes Nervo había publicado libros como “Perlas negras” (1896), “El domador de almas” (1899), “En voz baja” (1909), “Mis filosofías” (1912), y después “Plenitud” (1918) y “La amada inmóvil” (1922).

Rubén Darío lo había llamado «fraile de los suspiros» y «celeste anacoreta». La realidad es que la honda inspiración espiritual, religiosa, le llevó a estar cerca del «estado místico», esa fusión de lo humano y lo divino.

José Crisóstomo Amado Ruiz de Nervo y Ordaz había nacido en 1870, en Tepic, la capital del estado mexicano de Nayarit.

Aunque hace poco algunos regidores de su ciudad han querido cambiar el nombre a Tepic de Nervo, se desconoce si ha sido aceptada la idea.

Sí hay una calle llamada Amado Nervo. Una calle peatonal bastante parecida a El Conde en Santo Domingo. Y también una casa museo, allí donde nació.

Casa Museo Amado Nervo ubicada en la casa natal del poeta en la calle Zacatecas, n.º 284 de Tepic (Nayarit) Foto: Cortesía de Hugo H. Rodríguez

Huérfano de padre desde los 9 años, en 1894, se mudó a Ciudad de México, donde empezó a ser conocido como poeta.

Fue un poeta y escritor que desde su primer libro «El bachiller», provocó la controversia.

Colaboró en la Revista Azul, de Manuel Gutiérrez Nájera. Fue amigo de José Santos Chocano. Fue parte de los los periódicos El Universal, El Nacional y El Mundo.

El poeta controversial

Hay poemas suyos como «Andrógino», que por estos tiempos ganan una actualidad impresionante, que si los movimientos LGBTTTQIN+ tuviesen cultura, lo tomarían como himno.

Amado Nervo conoció a Paul Verlaine y a Oscar Wilde en París, adonde fue enviado como corresponsal durante la Exposición Universal del 1900. Allí continuó residiendo unos años más. Y en París publicó “Poemas” (1901), “El éxodo y las flores del camino” (1902), “Las voces” (1904) y “Jardines interiores” (1905). Durante varios meses vivió en la misma casa con el poeta Rubén Darío, con quien entabló una entrañable amistad.

Nervo junto a su amada Ana (Fuente externa)

En 1901 había conocido en París a Ana Cecilia Luisa Dailliez, que fue el amor de su vida, y quien falleciera el 7 de enero de 1912. Su obra maestra fue La amada inmóvil (1922), publicada póstumamente, inspirada en la muerte de Ana.

De su poesía que fluyó de movimientos en movimientos y enriqueció la poesía hispana, hay un poema eterno que siempre conmueve oírlo o leerlo.

Pablo Milanés incluyó el poema en su penúltimo disco. «En paz».

En paz

Artifex vitae, artifex sui.

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida
ni trabajos injustos ni pena inmerecida.

Porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas. …

Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno;
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas,
y en cambio tuve algunas santamente serenas…

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes!
¡Vida, estamos en paz!

(Marzo, 20 de 1915.)

Casa museo de Amado Nervo en Tepic, capital de Nayarit, México (Fuente externa)

Nervo: la muerte del poeta

Al momento de su fallecimiento en 1919 se desempeñaba como embajador extraordinario y plenipotenciario de la misión diplomática mexicana ante Uruguay. Antes lo había sido en Madrid y Argentina.

Su entierro multitudinario en la Rotonda de los Hombres Ilustres, fue el 14 de noviembre de 1919, lo cual lo acabo de consagrar como el escritor mexicano más popular de todos los tiempos. A su funeral habrían acudido unas 200 mil personas.

Al fallecer en Uruguay, las ceremonias se alargaron por meses, donde le rindieron honores de Ministro de Estado y sus restos fueron llevados al Panteón Nacional de Montevideo.

Homenaje a Amado Nervo en el centenario de su muerte. Viernes 24 de mayo de 2019. En la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores (Fuente externa)

Un mes después los restos de Nervo fueron transportados en un barco con destino a México. De camino, el buque hizo paradas en Brasil, República Dominicana y Cuba. En cada uno de estos países se llevaron a cabo honras fúnebres multitudinarias.

República Dominicana, encabezada por Federico Henríquez y Carvajal estaba en la etapa quizás más furiosa de sus luchas en contra de la intervención norteamericana que duraba desde 1916.

La crema y nata de la intelectualidad dominicana se movía por distintos ámbitos y países, especialmente en Cuba, buscando apoyos que pusiesen fin a la ocupación. Así se demuestra en el libro de Sócrates Nolasco «La ocupación militar de Santo Domingo por Estados Unidos (1916-1924)», publicado por el Archivo General de la República. En ninguno de los documentos, cartas o artículos incluidos se menciona de paso siquiera, la estadía de los restos del poeta Amado Nervo.

Lo que se sabe es que el barco zarpó a Veracruz en noviembre de 1919, en su trayecto fue escoltado por barcos venezolanos, brasileños, argentinos y cubanos. Tal era su popularidad en Latinoamérica.

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