Este 22 de noviembre varios músicos dominicanos hablan de sus preocupaciones y profesión

La música dominicana hoy por hoy es una de las líderes mundiales en cuanto a influencia. Muchas veces son artistas extranjeros los que se apoderan de ella y se benefician. A sus hacedores muchas veces no les llegan los dividendos.

La pandemia desnudó la realidad de un sector que sigue -en esencia- de los que pasan el sombrero para sobrevivir.

Algunas prestigiosas figuras, compartieron con elCaribe acerca de cómo ven la situación del músico dominicano.

Jochy Sánchez, el señor de La Gallera

Jochy Sánchez.

El maestro Jochy Sánchez, desde Santiago, aclaró vía telefónica que “Existe un libro de la Iglesia Católica que sostiene las sustentaciones de los santos, y Santa Cecilia es uno de dos únicos santos que no aparecen en él”. Dicho esto, reflejó su preocupación por la seguridad social de los músicos. “Es difícil para un músico ingresar en un sistema de salud. Existe esa brecha. Muy pocos gozan de ese ‘privilegio’; siempre tienen que depender de otros”. Él mismo se vio en esa situación. Por eso cuando estuvo en el Ministerio de Cultura, intercedió para tenderle la mano a muchos colegas que no tenían seguro. “Fue una desagradable sorpresa para mí”, puntualiza y cita a Ramón Leonardo, Patricia Pereyra o El Flaco (último tamboreo de Tatico Henríquez). A los dos últimos se les gestó subvención. “La debilidad mayor es la Seguridad Social”, plantea.

Sánchez, el director de La gallera, externó otra preocupación: “No existe un gremio que aglutine los músicos y los represente dignamente. Antes estaba Amucaba, que hoy es una entelequia que no funciona”.

Por último, Jochy Sánchez se preocupó porque los propios músicos creen que compitiendo con ofertas pueden vivir bien y salir de la pobreza satisfactoriamente. “O sea me entero que estás cobrando 10 por una actuación y voy y propongo 5. Es una gran distorsión. Músicos sin nada de talento trabajando más que los talentosos. Sucede en todos los países, pero aquí más que en otros”.

Juan Colón, el maestro del saxo

Juan Colón.

También desde Santiago, otro gran músico dominicano, el saxofonista Juan Colón, expresó que “todavía el músico no ha tomado conciencia de la importancia de la preparación como profesional y junto a esto sus derechos a exigirle a sus líderes mejor trato”.

Reflexionó que “después de Trujillo ningún presidente hasta la fecha se ha preocupado por la protección del músico y sus derechos laborales con transparencia. Cuando el músico pide sus reivindicaciones laborales rara vez logra lo que le corresponde, el juego entre líderes y sistema de justicia los hunde”.

Apeló a la necesidad de unión como compañeros de los músicos, “el individualismo es bien destructivo y solo se piensa en desplazar”. Por último manifestó que “el respeto a la trayectoria de un artista determinado no debe confundirse con si, está sonando, está muy viejo, o su musica caducó”. Yf inalizó con una sentencia: “La protección al músico comienza por nosotros mismos”.

Rafelito Mirabal, la educación

Rafelito Mirabal.

El pianista de jazz -otro gran músico santiaguero-, Rafelito Mirabal, externó su preocupación en cuanto a la educación musical, algo que no escapa a las deficiencias del sistema educativo dominicano. “Yo pensaba que en las tandas extendidas se iba a incluir artes y ciencias, pero he advertido que no se ha dado esa extensión hacia las artes”; aún así destaca cómo la música se ha incluido en estudios superiores, como la UNPHU, los acuerdos con Berklee, etc. “Pero las becas para músicos brillantes deberían ser respaldadas por el MECYT”. Recuerda que en Santiago se intentó hacer una escuela de merengue típico. “Pero aún no se ha podido sistematizar dónde es que se aprende el acordeón que tanto nos identifica, dónde se aprende esa güira”.

Para Mirabal una preocupación es que incluso aquellos que logran graduarse, “¿dónde van a trabajar, si ya los puestos están copados por aquellos que abandonaron las escuelas de música a mitad, por la necesidad económica?”. Le preocupa cómo en la Orquesta Sinfónica Nacional se siguen contratando personal de afuera. Y se necesita que estos muchachos que salen de las escuelas de música salgan a hacer una especialidad, para poder ser titulares de una Sinfónica. Los músicos que están en la OSN son los más protegidos del sistema, porque tienen trabajo todo el año, un seguro, una serie de facilidades que no tiene la generalidad de los músicos”.

El líder de Sistema Temperado narra que se han hecho varios intentos de fundar una sociedad de músicos. “Durante la pandemia se hizo un censo. A muchos los inscribimos para recibir ayuda tanto del gobierno pasado como del que tenemos. Pasado eso cada uno cogió por su lado. Incluso hubo un escándalo con un dinero que se le dio a un grupo de música, como que estuvo mal repartido. La cosa es que cada vez que se mete la cosa económica en los músicos hay algún aprovechado que coge una tajada. Y no deja que el dinero llegue adonde debe. En general hay una desprotección”.

“Ahora en la vida del músico como tal hay desorganización. Cuando yo comencé mis hijos no tenían seguro. Yo iba a buscar seguro y me preguntaban donde Ud trabaja, yo soy músico independiente. Ah pues Ud no puede tener seguro. Los primeros diez años mis hijos no tuvieron seguro. Eso se logró cambiar, pero no ha sido fácil”.

“Ahora mismo debería haber un fondo para pensionar los músicos. Los líderes dueños de orquesta siempre tienen su acumulación y sus inversiones, pero todos los demás, muchas veces o tienen que irse fuera, o dejan la música cuando se dan cuenta que no van poder sobrevivir en esa situación. El que es músico es porque tiene que ser músico, no tiene otra alternativa. Tiene la vena. Pero la mayoría no se organizan y no tienen ahorros. Pero el estado debería tener un censo, estadísticas, un fondo de pensiones. Eso sirve también para cuando llegan extranjeros, a tocar como si estuvieran en su país. Una vez fui a Canadá a una actividad de turismo y tuvimos que pedir permiso a dos asociaciones de músicos para poder hacer el trabajo”, reflexionó.

“Los músicos que están en Punta Cana no están en nómina de los hoteles. Y si los tienen como suplidos del hotel a través de una compañía. El músico dominicano se ve afectado por el horario, hasta las 12.

Luego por la proliferación de dos, los karaokes, todo eso afectó… cuando llegó la vorágine explosiva de la música urbana la cosa fue otra. Sin embargo el merengue y la bachata y ese merengue típico siempre tiene un público y siempre hay músicos nuevos -la música alternativa en Santo Domingo, una cantera de jóvenes increíble-. Estamos en buen momento para comenzar un real apoyo y control de los músicos.

Pero en comparación con otros países estamos en pañales en cuanto a la organización y protección al músico”, concluyó.

José Antonio, el cantautor

El cantautor José Antonio Rodríguez, ex ministro de Cultura y ex embajador ante la Unesco, que logró convertir el merengue y la bachata en patrimonio inmaterial de la Unesco, expresó “Hoy que celebramos el día del músico y la música sería bueno que, sin esperar esperanzadores resultados, lo celebremos con aquellos seres humanos inmersos en la belleza de combinar sonidos y tiempo, aquellos que conocen la armonía de esa combinación, aquellos que se dejan llevar por melodías transparentes, aquellos que salvan su tiempo en academias de música para competir y compartir con otros la belleza de lo aprendido, aquellos que cierran los ojos cuando la combinación lo sumerge en un acorde menor y los abren con la combinación de tonos mayores, aquellos que sufren callados cuando alguien sin la sensibilidad y sólo con la astucia de la tecnología compra un espacio en el gusto de círculos autómatas que siguen la moda olvidando la historia”.

“Celebro con ellos -continuó- porque cuando la Unesco dictaminó el 22 de Noviembre del 1975 como el día de la música y el músico lo hizo basándose en la simple definición de ella. Hay otras expresiones que deberían convencer a la Unesco para que declarara su día, pero no hoy”, concluyó

 José Virgilio Peña Suazo.

Peña Suazo.

Peña Suazo felicitó a sus colegas por este día de hoy. “Los músicos somos como un laboratorio que fabricamos antídotos para que la gente sea feliz. Que baile, que ría. Muchas veces a costa del propio dolor de uno”.

“Llega este día con cosas que pienso se deben lograr a favor del músico. Primero, que haya más escuelas de arte popular. Somos de los pocos países que cuentan con diferentes ritmos, pegados a nivel mundial:
el merengue, la bachata, el perico ripio, el dembow. Pero de ninguno de estos ritmos tenemos escuelas.

No tenemos una escuela de música popular”, donde cada cual pueda formarse con la especialización que desee, afirma.

El destacado compositor y cantante, hizo un símil con las escuelas de grandes ligas que se encuentran en el país, que por eso se mantiene formando y cada cierto tiempo sale un gran prospecto a las Grandes Ligas, debido a la inversión que hacen en esos complejos, enseñando a esos peloteros.

“El músico dominicano necesita un apoyo más solidario de parte de los gobiernos. No te estoy hablando de los líderes, te hablo de los músicos. En términos de trabajo. Que exista la voluntad política de equis cantidad de trabajo a los grupos que representan nuestra cultura, que la mantienen viva, a nuestros artistas emblemáticos que puedan tener un soporte de trabajo. Que si un artista viene a un hotel se lleve la mejor de las impresiones, de que aquí bailó merengue, bailó bachata. Y bailó música buena. Porque aquí muchas veces los muchachos que trabajan para los hoteles, vienen de diferentes lugares del país. Y si la música que están escuchando en los barrios que nacieron no es muy buena, pues ellos se llevan esa música para escucharla; y cuando están haciendo su trabajo ponen esa música. Y muchos turistas pueden pensar que esa es nuestra manera de ver la música” y solicita que exista un enfoque hacia esta realidad.
“La música es cultura”, insiste. “Nosotros somos gestores culturales. Cada músico, cuando un músico sale del país y toca un instrumento, esta llevado a otro país nuestra cultura”.

Falencias de los músicos

En República Dominicana deben existir entre 6 y 10 mil músicos.

Los músicos, como queda demostrado por los entrevistados, pertenecen a uno de los sectores más sacrificados dentro de la sociedad dominicana. Muchas veces carecen de contratos de trabajo fijos. Otras no cuentan con vacaciones ni con coberturas de seguros médicos y mucho menos de pagos de jubilación.

Los músicos son un calco de la sociedad. Los más encumbrados son los sinfónicos, con salarios buenos, seguro médico y otras facilidades. Le siguen los músicos de Juan Luis Guerra y otros pocos líderes de orquesta que si gozan de buenos salarios y facilidades. Luego viene otra capa donde se sitúan los vente tú, que cubren vacantes.

Finalmente está el músico callejero que ofrece su música en restaurantes o sitios públicos, a cambio de unos pocos pesos, para sobrevivir, sin seguro médico ni gremio que defiendan su futuro. Solo por el don de hacer música, buena, mala o regular. Pero música. Hasta el fin.

Algunos datos sobre Santa Cecilia

Hace 164,980 días que comenzó a festejarse el día del músico. Todo inició en Evreux, Normandía, seguramente a orillas del río Itón, donde se realizó el 22 de noviembre de 1570 un torneo de compositores de la época. Luego, 120 años después, en 1695, en Edimburgo, se comenzó a celebrar con regularidad la música. Otros países se fueron sumando a la celebración y con el tiempo, ya en 1919, la tradición arribó a Brasil desde donde se expandió al resto de Latinoamérica.

El 22 de noviembre es el Día de Santa Cecilia, la patrona de los músicos. Sus padres la dieron en matrimonio a un noble joven pagano, Valerius («Valeriano»). Tras la celebración del matrimonio, la pareja se había retirado a la cámara nupcial, Cecilia dijo a Valeriano que ella había entregado su virginidad a Dios y que un ángel celosamente guardaba su cuerpo; por consiguiente, Valeriano debía tener el cuidado de no violar su virginidad. Valeriano pidió ver al ángel, después de lo cual Cecilia lo envió junto a la tercera piedra miliaria de la vía Apia, donde debía encontrarse con el papa Urbano I.

Cecilia de Roma fue una noble romana, convertida al cristianismo y martirizada por su fe en una fecha no determinada, entre los años 180 y 230.

En la Iglesia católica, es patrona de la música, de los poetas, de los ciegos.

Sus atributos son el órgano, el laúd y las rosas.

Las primeras guías medievales de los sepulcros de los mártires romanos señalan su tumba en la vía Apia, al lado de la cripta de los obispos romanos del siglo III.

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