El Teatro Nacional ofreció viernes y sábado, uno de los mejores conciertos de las últimas décadas: “Tres grandes divas, tres grandes voces”, con Paloma San Basilio, Pasión Vega y Maridalia Hernández, producido por César Suárez Pizano.

La declaración de principios de Maridalia -acompañada por la orquesta dirigida por Federico Méndez- incluyó Olas y arenas, de la puertorriqueña Silvia Rexach. Luego el merengue Nuestro amor, de Juan Luis Guerra. En inglés Imagine, de John Lennon y What a wonderfull world, de Louis Armstrong.

Un estupendo arreglo acompañó la Balada para un loco, de Astor Piazzola con versos de Horacio Ferrer. El tercer tiempo fue para tres temas hechos suyos: Para quererte, de José Antonio Rodríguez, Te ofrezco, de Juan Luis Guerra y la versión que arregazara la propia Maridalia de Camarón de la Isla Vivo enamorado.

Ovación. Ahora a preparar la celebración de sus 40 en el arte.

Una pasión auténtica

Federico Lesle, eficiente pianista de Pasión Vega, cambió el ambiente sonoro, porque ella debía mostrar credenciales de su fraseo, teatralización, salero, gracia y belleza en escena. Abrió con Tonada de luna llena, de Simon Díaz, pura poesía; Fina estampa, vals peruano de Chabuca Granda. Cantó coplas de su niñez, A tu vera (de Juan Solano y el poeta Rafael de León) y La bien pagá, de Juan Mostazo y Ramón Perelló.

Pasión cantó María se bebe las calles, de su propia autoría, y donde aborda el tema de los feminicidios.
Su más solicitado tema fue Lucía, de Joan Manuel Serrat. Y Malagueña salerosa. Para cerrar optó por agregar la orquesta del Federico el dominicano, con la que hizo la bachata Natural de su disco Todo lo que tengo, tema que cantó… Y finalizó con La Tarara, con letras de Federico Garcia Lorca.

Ovacionada, Pasión dejó el camino abierto para el regreso a República Dominicana.

Paloma, la maestra

Paloma San Basilio, con más de 16 millones de disco vendidos, es una artista no solo admirada desde hace años por el público dominicano, sino querida.

Su participación fue un master class. Abrió con un aplaudido medley de boleros, y siguió con una sorpresiva versión de Despacito, que solo ella era capaz de hacer de ese modo, sin caer en el ridículo. Una lección inmensa de cómo hacer las cosas para conectar con nuevos públicos, y como hacer una relectura de un éxito mundial, pero a su modo.

Le siguió Cariño mío, de Juan Carlos Calderón, del álbum Vuela alto (1986).Demasiado herida, de Ángel Martino y Miguel Valenzuela, otro éxito histórico, del disco Nadie como tú (1990). De 1981 el movido tema Juntos, que grabó en nueva versión en el 2019 así como Cariño mío para su disco Más cerca.

Beso a beso … dulcemente (1978). Del legendario Mikis Teodorakis la canción Luna de miel, con ella desde 1987. No podía faltar del musical Evita, No llores por mí, Argentina. Y finalizó con Nadie como tú (1990).

El bis fue a tres voces. Maridalia, Pasión y Paloma en Bachata rosa, de Juan Luis y para cerrar Gracias a la vida, de Violeta Parra y que tiene muy vivo en su repertorio Pasión Vega.

Dos noches fabulosas, tras tanta mediocridad sonora.

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