Netflix trae este filme sobre cuestiones sociopolíticas y criminales del narcotráfico, pero es un retrato acomodado a partir de hechos verídicos en los que tuvo que ver Barry Seal: piloto norteamericano que estuvo a las órdenes del cartel de Medellín al tiempo que informante de la DEA y piloto de la línea aérea comercial TWA. Me explico. Acomoda la historia como si se tratara de las iniciativas de un individuo en ser todo eso, pero lo cierto es que si bien no deja de tener evidencias de que así sea –o pueda ser en cualquier actividad–, lo cierto es que en el narcotráfico jamás nadie logra llegar a donde llegó este individuo y salir airoso pues nadie es dueño de su destino cuando ese destino es siempre el mismo en el crimen organizado: muerte violenta o prisión larga (salvo en RD con su impunidad). Su hoja de servicios mercenarios documenta que pilotó aviones en misiones militares en Vietnam, y eso ya es algo que nos dice en qué anduvo este personaje y por qué resulta atractivo para series de tv y películas sobre narcotráfico, pues hay que tomar en cuenta que todo eso lo hizo como resultado de los dividendos que produjo la Guerra Fría a la industria armamentista norteamericana y de todo aquel que, como Seal, se aprovechó a sus anchas y se puso al servicio de los peores intereses que un individuo puede prestar contra su propio país. El filme se vale de exponer que Seal estuvo en el momento y el lugar ideal por azar del destino (pero ya sabemos que el azar se estudia como categoría histórica, sobre todo en las lecciones al respecto de Karl Marx), por lo que se señala que este piloto no era cualquier piloto, éste estaba entrenado para lo que lo tocó; es así como la historia contada procura una narrativa ´didáctica´ con el claro objetivo de convencernos de lo ineludible de todos esos acontecimientos -como si no supiéramos que de tanto en tanto en la historia mundial los imperios se valen de las drogas para sus fines inconfesables-. Alejado de las fórmulas hollywoodianas, el filme retoza entre el combate norteamericano al comunismo, el enfrentamiento entre bandidos y el ‘american dream’, al tiempo que da pizcas de humor negro. Oportunas acciones cuando el personaje se dirige al público y habla a la cámara, un recurso válido usado como apoyo para contextualizar la narrativa.

HHH Género: thriller histórico. Duración: 114 minutos.

Posted in Crítica Cine

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