Emoción casi cero, pese a contar una tragedia mediante el seductor hiperrealismo cinematográfico. Adaptada de libros que relatan un drama fatal de dos alpinistas europeos ocurrido en 1996 cuando una espectacular avalancha de nieve tritura varias expediciones al Everest. Requirieron de cinco guionistas para contar algo grandilocuente y aun así la emoción que debía producir este filme de aventuras se va diluyendo en sus expectativas, que fuera un fiasco si no tuviera esas extraordinarias imágenes tomadas para proyectarse en IMAX y que sí valen el precio de la taquilla. Hay momentos interesantes y bien actuados como los casos de los aventureros que se meten como turistas en la aventura. Pero la estrella aquí es la música que la salva significativamente junto a los efectos sonoros ambientales y el momento del desastre que es sobrecogedor. Sobre todo el giro que toma el filme en el descenso cuando son tomados casi por sorpresa. El conflicto de que se vale la historia surge de las contradicciones entre dos expediciones de escaladores, al tiempo que va mostrando en contrapunto la realidad social y familiar de los protagonistas. Y ese parece ser el punto más atractivo de la historia: la de que no presente sus personajes como héroes o villanos, sino que constantemente trata de exponer elementos familiares, pero no obstante va cayendo paulatinamente en lo melodramático. Trata de alejarse del maniqueísmo, pero al tratarse de una historia vista desde dos ángulos diferentes como expresa, se aloja en reiterados momentos de conmiseración, de apelo a la compasión de la platea por el fin trágico, en lugar de organizar coyunturas que generen esa compasión. En vez de eso esquiva esa realidad perenne de revanchismo entre antagonistas y engloba a ambos rivales en una especie de hermandad deportiva, procurando quizás un aparejo que actúe como moral de la historia y que favorezca el fluir del relato. Y sí, el relato fluye, entretiene, hasta el hartazgo, no sentimos que se arriesga a ir más allá y se entiende por qué elige una narrativa a lo Hollywood –que va siempre a lo seguro con su público–. Por supuesto, para los menos avezados este drama es maravilloso por el tragedia y la obvia muestra de necesidades humanas por alcanzar un imposible como es el de atreverse a afrontar a la naturaleza al escalar el Everest en sabidas condiciones climáticas contraproducentes, -cuando la más difícil de las tareas es superar desafíos internos-. En Netflix con ese título.

HHH Género: Drama basado en hechos reales. Duración: 121 minutos.

Posted in Crítica Cine

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