Una ex presidiaria entra a un proceso de reinserción social en USA. Ha cumplido 20 años cuya condena por asesinato de un jefe policial. Esa es la sinopsis. En el desarrollo de la historia empezamos a ver los escollos que una mujer que en su condición de clase muy pobre, sin profesión universitaria, sin hogar, ahora es señalada por la sociedad como un bicho peligroso. Como ella miles de mujeres buscan sobrevivir en un sistema laboral cuasi esclavista. Son trabajos hechos para inmigrantes ilegales venidos de cualquier parte del planeta que como ella no necesitan experiencia sino un “ponte ahí y aprende cómo hago el trabajo”. A pesar de su importancia para la economía, los empleos que no requieren de mano de obra calificada no son bien remunerados porque los trabajadores pueden ser reemplazados fácilmente por otras personas o máquinas. Según la data más reciente de la Oficina de Estadísticas Laborales estadounidense, en muchos estados ha aumentado el salario en los últimos años. Sin embargo, millones de estadounidenses continúan ganando menos de US$30,000 al año. Actualmente, Estados Unidos tiene la mayor población carcelaria del planeta, tanto en términos de población total (más de 2 millones) como de tasa de presos por grupo de 100.000 habitantes (629 presos por 100.000).En una palabra, da lo mismo que una mujer pobre esté presa que fuera de las rejas. Aunque el filme lo diga, en el complejo penitenciario industrial estadounidense no hay cuidado con la rehabilitación de los presos o con la justicia. En este sistema se viola aspectos básicos de los individuos como se hizo en la esclavitud en el pasado, pero en cierto modo diferente, más velado y legitimado por la Decimotercera Enmienda. Ese es el escenario real. El filme rehúye referirse a tal realidad y solo la toca de soslayo, más bien concentrándose en una narrativa en la que el personaje de Sandra Bullock es construido para ella lucirse como actriz, no hay preocupación de dar respuesta creativas al ambiente angustiante y opresivo que vive una ex presidiaria en USA. El montaje visual del personaje es acertado: responde a una representación completa y apropiada al perfil sociológico que la define como una mujer blanca que lleva impreso en la frente su condición de asesina. Si le gusta Viola Davis, la verá una vez más “comiéndose” a todo el mundo con su acostumbrado despliegue actoral con un gesto reactivo a la confesión del personaje de Bullock. En Netflix con ese título.

HHH Género: drama. Tema sensible: derechos humanos y reinserción social de ex reos.
Duración: 114 minutos.

Posted in Crítica Cine

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