La suerte de Bonny Cepeda no reside en ser viceministro de Cultura. ¿Viceministro de quéeee? gritaron todos los de su combo. Porque tampoco él mismo se lo cree. Se da cuchucientos pellizcos cada vez que entra a su despacho en el local del Partido Dominicano, se mira al espejo y se topa con nada más y nada menos que con Fernando Antonio Cruz. ¿Qué tú haces aquí? Le pregunta a quema ropa.
Sus merengues, buenos, malos o malísimos, pero al gusto y semejanza de la gente, esa que Peña dijo que había que ponerla de primero y que se le sigue viendo más atrás del último, vienen desde que el lucía un afrito black panther, desde cuando había más combos que motores en Moca, desde que se pusieron de moda los limpiavidrios de Luis Díaz. Aunque ya rumbo a los 70, Photoshop le dice que no, que él sigue siendo un “tineye más que recauchao”.

Así se la pasa Bonny, de fiesta en fiesta “siempre risueño, canta sus sueños y sus miserias” hasta que descubrió que, si Johnny Ventura fue síndico vendiendo carbón y escribiendo en las paredes de la vida, y Corporán de los Santos, que era analfabeto, fue puesto por Balaguer en el mismo carguito, él podría llevarse una buena cartera, aunque tenga que ponerse chivo. ¿A cambio de qué? “…todos tienen su precio, el traficante el artista, ser esclavo como rey, tienen idéntica piel”. Y más él que fue hijo del Rey cuando estos no existían.

“El mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el 510 y en el 2020 también” – se oye a su vecino cantar y él le responde -“Que falta de respeto, que atropello a la razón…” y continúa tarareando porque ahora es viceministro de Descentralización y Coordinación Territorial que él no tiene la mínima idea de lo que significa porque desde época remota ahí no se hace absolutamente nada, aparte de cobrar un sueldazo del gordo el brazo, pero como él no es juez y no va a cambiar nada, que lo suyo es ser viceministro plenipotenciario. No necesita ser un licenciado de esos que se fabrican y cuyo título tiene validez ante los ojos de todos porque nadie sabe leer ni las letras grandes que aclara que el titular es “Especialista en Analfabetería” lo que sirve para ocupar cualquier cargo, carguito o cargote y mejor si es en Cultura. Bonny no tiene ese tipo de diploma, el de él lo ganó merengueando. ¡Bravo, así se hace y así se nace!

A Luis, lo de Cultura, le da 4 pitos, uno por cada año y ya.

Muchos se ilusionaron con la palabra CAMBIO y no es para menos pues la dijo el Mío Cid Campeador, el Tuyo Si Negador, y hasta a Obama le sirvió para que él se creyera que fue presidente de Los Estados Unidos del Pentágono, el FBI, el Mocedades y la CIA. En boca del Mio Luis Ganador las esperanzas se tiñeron de verde, como siempre.

Como para los políticos, “lo más importante es la cultura”, convierten ese Ministerio en excelente Ministerio Cultumondón, que es lo que la gente esperaba. Acaso no es mejor un hociquito de lechón con tostones, tripitas, asadura dura, orejitas, toallitas, paticas… que todo ese lío de pinturas raras, poesías y cuentos que nadie lee y que nadie entiende. Hay que volver a las populares ferias y festivales del concón, festivales de la harina de negrito y la maicena, festivales del moro, pero con coco; del jalao, del mabí, del dulce de coco, de las torrejas de berenjena y la tayota…¡Eso es cultura! Es lo que corresponde desde aquel 2º grito de Capotillo y que nadie olvida “¡Entren to’ coño!” que Luis ha desaprovechado como “marca país” para llamar a los turistas, para que la gente se vacune, para que la gente rompa el toque de queda, aunque tenga que invertirlo, “salgan to’ coñazo!!

¿De qué descentralización se va a ocupar Bonny y para qué? Dejen eso así bien centralizao todo en la capital que es donde se siguen haciendo los cheques y más ahora que tenemos un experto como Tony Peña que hasta pendolista es.

Bonny es la excelencia del Ministerio Cultumondón preocupado ya, no por aquella pendejada de la orquesta sinfónica juvenil peledeísta. Lo de él es volver a la gente y sus gustos, fortalecer el combismo y fortaleciendo el suyo le da un perfecto ejemplo a todos de cómo es que se hace cultura, que los territorios se conformen con sus pericos ripiaos, sus palos y van en coche.

Aunque los envidiosos le han dicho que él tiene que suspender lo de su orquesta y ocuparse de su cartera, él responde con “merenguero a tu zapato”.

Y por suerte que ha llegado el PRM al poder para cambiarlo todo, o mejor dicho, a todos. Se requiere de sangre nueva tal y como lo ha repetido una y mil veces el ministro del Banco de Sangre, Sir Drácula Aorto e Intravenoso.

Se necesita muchos Bonny en Cultura, Bonny con suerte como el conejo que ya no mete la pata para que no le sirva de amuleto a nadie.

El pueblo quiere muchos Tony Peña y que reparta, no 100 millones, mil millones y así podremos disfrutar de la hermosura, de la exquisita belleza de las geniales composiciones de los urbanos, como esas de una sola palabra que se repite 14 mil 500 veces a ritmo de katapúm, katapúm, rescatando las raíces perdidas desde el Cro Magnon prehistórico. A Piro que no lo dejen fuera.

Bonny, como gran funcionario del PRM, conocedor a profundidad de la historia cultural de su país, es también un experto en su política internacional a tal punto que podría dar cátedras sobre la Socialdemocracia, línea política clave para orientar al partido por los correctos senderos económicos que ha iluminado al compañero Luis a hacer negocios con los chinos comunistas sin contagiarse, y a Bonny le ha permitido conseguir numerosos contratos con Venezuela, Europa, Haití, Islas Vírgenes y Kuala Lumpur. Y como sus conocimientos políticos desbordan la capacidad de cualquiera que no entiende que él puede cantarle a Maduro, Guaidó y al mismo camarada Carlos Andrés Pérez si hubiese imitado a Lázaro, porque el color de los dólares es el mismo. Y él no cantó en el concierto de Juan Guaidó porque Juan Luis se le adelantó iluminado desde el cielo, donde no hay hospital. Y no cantó en la Casa Blanca porque a Trump no le agrada la bulla y Biden ‘ta que ni oye.

La suerte de Bonny no es la de Bunny ni la que tuvo al nacer Alberto Cortez; la suya es la de los chivos sin Ley que rige nuestros destinos y que supera, como marca país, al chicharrón con batata, al casabe con mambá, al café con pan de agua y al mismo arroyfrijole y donde coroneles y generales retirados siguen mandando y le dan otro sentido al verbo guisar.

La gracia del Chivo sin Ley es que por más bellaquería que haga, se las arregla para saltar las ataduras y andar como perro por su casa lo que nos convierte en el país más democrático de la bolita. Una democracia suis generis repleta de cuchumil leyes que nadie conoce y que todos ignoran, como tiene que ser, o si no, que se lo pregunten a Maître Ray Guevara.

Para vivir en este país se necesita hablar bien el cibaeño y descifrar el doble sentido para que tanto Sístoles como Diástoles continúen en perfecta armonía echándole vaina a Yeyo. Así, cuando se lee “servir al partido para servir al pueblo” significa “meterse al partido para servir al bolsillo”. Esta es la política del CAMBIO, léase, que el chofer va poner la riversa. Lo que quiso decir Taras Bulba con “Entren to’ coño”, es “entren to’ los del PRM”. Y cuando Bonny dice que le pagaron 60 mil dólares, está dando ideas para que puedan seguir despotricando a Maduro hasta que se pudra, como buena política periodística orientada por el Mio Sip Comprador.

Las preguntas quedan en el aire: ¿Pondrá Luis a Bonny en remojo como lo ha hecho con Tony Peña? ¿Se convertirá Bonny en artista “cristiano” como hizo Juan Luis Guerra después de haber cantado junto a Silvio y ser amenazado por Miami?¿Se sumará Bonny a los conciertos de Juan Guaidó junto a Juan Luis para hacerse el gracioso y buscar el perdón del poder de Miami? Si quiere saberlo, no se pierda el próximo capítulo de la serie ASESINA.

La asesina volvió, complacida no quedó…

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