Gracias a una paciente labor de toda una vida del psiquiatra y escritor dominicano Antonio Zaglul se conocen las biografías de la mayoría de los médicos que se destacaron en el país durante todo el siglo XX. Es así como las nuevas generaciones conocen los aspectos más trascendentales del paso de los galenos célebres por este “valle de lágrimas”, en una época que el ejercicio oscilaba entre la filantropía y el sacerdocio. En la obra Galería de médicos dominicanos aparecen semblanzas de Francisco Moscoso Puello, Luis E. Aybar, Heriberto Pieter, Arturo Grullón, Evangelina Rodríguez, Manuel Tejada Florentino y Darío Contreras, junto a otros 80 profesionales de la medicina. Como ocurre en toda investigación, siempre se dan ausencias que un continuador debe reparar en nuevas publicaciones. Lamentablemente, tras la muerte de Zaglul, pese a que hay una generación de nuevos médicos escritores, no ha surgido quien siga los pasos del ilustre petromacorisano. Hoy, que debido a la pandemia del coronavirus los médicos han vuelto a ser protagonistas, debiera incluirse en las nuevas galerías al Doctor Jacinto Ignacio Mañón, quien pese a que una calle céntrica y un hospital de la capital llevan su nombre, su biografía es prácticamente desconocida. Como en las enciclopedias impresas y las virtuales se observa también la ausencia de Mañón, es imprescindible contactar a sus descendientes, como su nieto, el médico-cardiólogo Jacinto Mañón Miranda, quien revela que su abuelo nació en Santo Domingo en el año 1868 y murió el 18 de noviembre de 1952. Estudió en la universidad estatal. Casó con la señora Clara Leyva, con quien procreó a Jacinto, Héctor y Clara, además de otros vástagos. Mañón fue médico legista, subdirector del Padre Billini, vicepresidente del Ayuntamiento y trabajó en el hospital psiquiátrico, además de representar al país en Washington y Honduras. Ahora que profesionales como Plutarco Arias, Mario Lama y Edisson Féliz asumen roles estelares en la Salud Pública, es el momento de rescatar su nombre, con su hospital dirigido por el joven médico Cristóbal Encarnación. ¡Ehorabuena!

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