Milagros Ricourt y Mireya Cruz, Voces de Esperanza; dominicanas hablan de la violencia doméstica. Clinton, MA. Dunn and Co. Inc., 2006

El tema de la violencia doméstica es precisamente el objeto de análisis de Voces de Esperanza: dominicanas hablan de violencia doméstica de Milagros Ricourt y Mireya Cruz, una publicación de Nuevo Amanecer, Centro de Desarrollo de la Mujer Dominicana en New York City.

Es un opúsculo de 133 páginas y un apéndice, además está dividido en cuatro secciones, más una conclusión. El libro evidencia la encomiable labor del Centro de la Mujer Dominicana, y particularmente la labor de Mireya Cruz y su valioso esfuerzo por estudiar y combatir la violencia de género contra las migrantes dominicanas viviendo en New York City y New Jersey.

La metodología del trabajo es explicada en el cuadro no. 3, página 5, donde se señala: “este trabajo contiene los resultados de entrevistas individuales a mujeres que formaban parte del grupo de apoyo Nuevo Amanecer. Se entrevistó a un total de 29 mujeres. Cada una de las entrevistas contiene los siguientes seudónimos, razones por las que quieren que el libro sea escrito e ideas sobre violencia doméstica.

Los seudónimos y otros testimonios fueron intercambiados para proteger la identidad de las mujeres.

El capítulo 2 se escribió sobre la base de testimonios recogidos durante las entrevistas. “Los personajes de Lila, Adnil y Alondra fueron construidos sobre la base de varios testimonios y algunas situaciones fueron cambiadas para proteger las identidades de las entrevistadas” (Milagros Ricourt y Mireya Cruz, Voces de Esperanza, 22-23.)

En la primera sección se trabaja en descontruir el proceso de violencia doméstica definido como “todo tipo de violencia cometido dentro del hogar en contra de niños, ancianos, adultos y especialmente mujeres. A esta violencia se le cataloga como violencia intrafamiliar en general, dentro de esta violencia intrafamiliar existe la violencia doméstica que se comete básicamente en contra de las mujeres. Esta puede ser física, emocional y sexual”, como se demuestra en el cuadro no. 2 del libro comentado.

Este proceso de desconstrucción se inicia explicando cómo se manifiesta esta violencia en contra de la mujer, la palabra se convierte en un vehículo de liberación que permite reconocer el problema y confrontarlo, buscando soluciones colectivas e individuales. La violencia hacia la mujer se realizaba utilizando.
“el puño, la boca, los ojos, las miradas, las pistolas y penes son símbolos de violencia y poder utilizados contra la mujer…” ( Ricourt y Cruz, Voces de Esperanza, 82.).

La segunda sección ofrece los testimonios de varias participantes en el programa Nuevo Amanecer, los casos de violencia doméstica y las múltiples variantes de violencia de género. Esta sección culmina con el caso del asesinato de Gladys Ricart por parte de su ex novio, Agustín García, el día de su boda con otro hombre, el 26 de septiembre de 1999. Analizando este caso, las autoras señalan. “cuando vemos la acción de Agustín dentro de la óptica patriarcal, no hay duda de que Agustín con una masculinidad hegemónica utilizó la violencia como el medio para lograr sus objetivos de control y disciplina, con una larga historia de abusos en contra de las mujeres” (Ricourt y Cruz, Voces de Esperanza, 82, 124.).

Como respuesta, sectores de la comunidad dominicana se identificaron con Gladys y su familia, ofreciendo solidaridad e iniciando una campaña de opinión pública que culminó en la caminata vestida de novia de Myhoshi Josie Ashton, el 26 de noviembre del 2001.

La tercera y cuarta parte del libro nos ofrecen explicaciones de la violencia doméstica y su origen dentro del proceso de formación de la masculinidad hegemónica prevaleciente dentro de la sociedad contemporánea de la República Dominicana. Trazando el origen de la violencia de género al proceso de socialización que ocurre en las familias dominicanas donde se crea una desigualdad en la formación de lo femenino y lo masculino. Los atributos propios de la masculinidad hegemónica conducen a una conducta caracterizada por ser violenta, abusiva, agresiva, de mucha… y bravura.

Es la encarnación del tígüere dominicano, manipulador, machista, incapaz de mostrar afecto hacia su cónyuge y principal proveedor del hogar. Los rasgos que definen a lo femenino son los opuestos, la mujer es sumisa, obediente, débil, no competitiva, pura, y su lugar son los hijos y la casa. Si los hombres dominicanos “son tígüeres, las mujeres son taticas, el apodo de la Virgen de la Altagracia” (Para el análisis de la masculinidad dominicana, véase, Versiones y Subversiones de la masculinidad en la Cultura Dominicana., Antonio de Moya. Pepsic.bvsalud.0rg/pdf/pp/v3-4020.pdf. Daniel Jiménez, Que es realmente la crisis de la masculinidad. Espacios Inseguros.https://espacios inseguros.com/que-es-realmente-la crisis-de-la –masculinidad).

Sin embargo, el papel subordinado de la mujer está siendo cuestionado tanto en la Diáspora como en el país, pues los rasgos generales de una femineidad opresiva se enfrentan al genuino interés de concluir con la opresión de género y sus manifestaciones brutales como la del feminicidio.

El libro concluye con algunas recomendaciones para prevenir la violencia doméstica que se origina por la existencia de una sociedad sexista patriarcal en la cual los hombres usan su poder para oprimir y maltratar a sus parejas.

Sus recomendaciones son un abanico de propuestas que incluyen resocialización a través de la educación, legislación y programas publicitarios que impacten los centros de trabajos, los migrantes, hospitales y sindicatos, etc.

Unas notas finales sobre migración y relaciones de parejas
¿Si las relaciones hombre-mujer son relaciones opresivas cómo se impactan estas relaciones con los procesos migratorios? ¿Las mujeres se empoderan más en este proceso, o las relaciones de subordinación se fortalecen o no ocurren cambios significativos?
Queremos enfatizar el creciente rol de las mujeres en el proceso migratorio que hoy día constituye un fértil campo de los estudios migratorios, como bien señala Silvia Pedraza en su juicioso artículo sobre Mujeres y Migración: Las Consecuencias Sociales de Género

No solamente es que las mujeres juegan un papel central en el proceso migratorio, sino también que el enfoque ha ido cambiando hacia considerar el proceso migratorio desde una perspectiva de género, lo cual significa considerar el género no simplemente como una variable más del análisis histórico, sino como han estado haciendo las historiadoras feministas, que consideran en el centro de sus análisis históricos a la mujeres, incorporando la historia de la esfera privada y las relaciones entre lo público y lo privado.

Pero a medida que el análisis feminista madura, evolucionó hasta considerar un análisis feminista de todos los aspectos de la cultura humana y su impacto en mujeres y hombres.

Sin embargo, parece existir una relación estrecha entre el proceso migratorio y el empoderamiento femenino como se demuestra en el papel cada vez más importante que juegan las mujeres en las remesas enviadas religiosamente a los familiares viviendo en sus países de origen.
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33. Silvia Pedraza, The Social Consequences of Gender. Annual Review of Sociology, vol. 17(1991), 305-325.
https://www.jstor.org/stable/2083345.

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