Aunque es prevenible y tratable, es la segunda causa mundial más común de muerte por cáncer en mujeres en edad reproductiva

El cáncer de cérvix se puede prevenir en gran medida a través de la vacunación, la detección de lesiones precursoras y un seguimiento y tratamiento adecuado, señaló la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), un organismo intergubernamental auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Con el propósito de alertar a la población sobre la importancia y la gran posibilidad de acabar con esa enfermedad, la IARC ha declarado a enero como el Mes de la Concientización sobre el Cáncer de Cérvix. “El cáncer de cuello uterino es el segundo tipo de cáncer más común en las mujeres y tiene las tasas de incidencia y mortalidad más altas. Por lo general, afecta a los países con un índice de desarrollo humano bajo”, expresó Jazmín García, oncóloga radioterapeuta del Centro de Radioterapia Integral (RADONIC).

Según informó García, unas 604,000 mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de cuello uterino en el mundo en el año 2020; 342,000 de ellas, murieron como consecuencia de la enfermedad.

Pocos padecimientos reflejan tanto las desigualdades mundiales como el cáncer de cuello cervicouterino: casi el 90 % de las muertes en 2018 ocurrieron en países de ingresos bajos y medianos, donde la incidencia del padecimiento es mayor, porque el acceso a los servicios de salud pública es limitado y la detección y el tratamiento no se han implementado ampliamente, indicó García.

Para eliminar este tipo de cáncer de la lista de problemas de salud pública, la Estrategia Global estableció el umbral para que todos los países alcancen una tasa de incidencia de menos de cuatro casos por cada 100,000 mujeres.

“Lograr esto implica que cada país alcance y mantenga tres objetivos durante la vida de las jóvenes de hoy”, dijo. El primero es que el 90 % de las niñas sean vacunadas contra el virus del papiloma humano antes de los 15 años.

El segundo es garantizar que el 70 % de las mujeres se sometan a pruebas de detección mediante una prueba de alto rendimiento antes de los 35 años y, de nuevo, antes de los 45.

El tercero es que el 90 % de las mujeres con lesiones en la cérvix que puedan degenerar en cáncer reciban tratamiento preventivo, y que el 90 % de las mujeres con cáncer invasivo reciban un tratamiento adecuado.

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