Este miércoles 27 a las 9:30 de la mañana se dieron cita en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito más de mil personas, entre niños, jóvenes y adultos, de escuelas, liceos, colegios, universidades, estancias infantiles, fundaciones y centros culturales del país, para disfrutar del Ensayo General del Concierto de Clausura de la Temporada 2024 de la Orquesta Sinfónica Nacional, a cargo de su director titular, el Maestro José Antonio Molina. Se trató del estreno nacional de la Sinfonía No.5 en Do sostenido menor de Gustav Mahler.
Carlos Veitía, Director General y Artístico del Teatro Nacional y la señora Jenny Podestá de Vásquez, Presidente de la Fundación Amigos del Teatro Nacional, acompañados de la señora Marinella Sallent, Directora General de Bellas Artes, dieron la bienvenida a los presentes.
Explicaron que desde el año 2021, con el apoyo del Ministerio de Cultura y el Ministerio de Economía, han estado desarrollando el “Programa de Capacitación Cultural” con talleres, coloquios y charlas, totalmente gratis para profesores de arte, gestores culturales y público general.
Este programa es complementado con la iniciativa “Puertas Abiertas a la Cultura” para así lograr impactar a un mayor número de personas en nuestro país, siendo este ensayo general un ejemplo.
Gracias a la colaboración de instituciones como la Orquesta Sinfónica, Ballet Nacional Dominicano, Fundación Sinfonía, Cámara Británica de Comercio, Academia Ballet Concierto, Alianza Royal Ópera RD, embajadas y productores amigos que se identifican con estos proyectos, han sido beneficiados de manera directa más de 31,500 personas; siendo aproximadamente el 60%, niños y jóvenes en situaciones de vulnerabilidad, un 30% adultos jóvenes y un 10% adultos mayores y personas con algún tipo de discapacidad.
Sinfonía N°5 de Mahler: Muerte, amor y vida
La Orquesta Sinfónica Nacional cierra su Temporada Sinfónica 2024 con la Sinfonía N°5 de Gustav Mahler, una obra rebosa un estado de ánimo especial. De todas sus sinfonías, es probablemente la que aglutina de manera más evidente las obsesiones mahlerianas: la muerte, el amor, la exaltación de la naturaleza, los paisajes campestres, la música popular. Se dice que es la más optimista de todo su ciclo sinfónico. La muerte está presente al inicio, pero después el amor y la vida cobran una singular importancia.
Concebida en cinco movimientos, el primero es una majestuosa Marcha Funeral, que cobra por momentos una salvaje intensidad. El desasosegante toque de trompeta inicial suena a otra famosa Quinta, la de Beethoven. El segundo movimiento se explaya en la idea de la muerte, realizando una reflexión musical de acendrados contrastes: la desesperación y el drama conviven con la dulzura y la esperanza. El Scherzo que viene a continuación, trufado de ritmos vieneses, cierra este primer bloque de la Quinta, compuesto en 1901.
De un carácter distinto son los dos últimos movimientos, el célebre Adagietto y el Finale. Están escritos en 1902 y en ellos predomina una pulsión vital distinta, más primitiva y menos teñida por las neurosis del hombre moderno. El amor y la vida se presentan sonoramente de forma pura y lúdica, con inocencia y energía adolescentes.