Reflexiones académicas de Mateo Aquino Febrillet

Poco antes de que una bala artera, de las tantas que últimamente han segado vidas productivas e indefensas en nuestro degradado país, pusiera fin a sus días en esta tierra, el ex rector Mateo Aquino Febrillet publicó la obra Reflexiones desde…

Poco antes de que una bala artera, de las tantas que últimamente han segado vidas productivas e indefensas en nuestro degradado país, pusiera fin a sus días en esta tierra, el ex rector Mateo Aquino Febrillet publicó la obra Reflexiones desde la Academia: Una Defensa Apropiada de la UASD, en la que se defendía de ataques que según resaltaba le hacía el sucesor Iván Grullón, específicamente en lo que tenía que ver con la administración de los recursos en la Casa de Altos Estudios. Febrillet plasma en el libro su dolor por las frecuentes menciones de Grullón a unas 840 “botellas” que debió cancelar, refiriéndose a personas que estarían cobrando sin trabajar, dejadas por la rectoría anterior, especie que luego fuera corregida por el funcionario académico al revelar en un claustro que de los cancelados había repuesto una cantidad que oscilaba entre 300 y 400 empleados.
El maestro de cuya muerte está acusado el empresario del transporte Blas Peralta, defiende en la obra la manera en que administró los recursos económicos y humanos durante su rectoría, con el argumento de que todos los nombramientos y las inversiones respondieron a la política de expansión de la Universidad, para convertirse en una institución verdaderamente nacional. El autor, como si se adelantara de manera premonitoria a su lamentable final, refiere vidas marcadas por el sufrimiento pero portadoras de grandes verdades que ponen a reflexionar a la Humanidad, como fueron las de Jesús, Horacio, Abraham Lincoln, José Martí, Mario Benedetti y José Francisco Peña Gómez, señalando la humana tendencia a la mezquindad. “Hay que entender la naturaleza humana. Muchas veces somos incapaces de reconocer los éxitos de aquellos con quienes no comulgamos”, expresa. Pero concluye reconociendo que afortunadamente una parte de los humanos va más allá de practicar el odio, la retaliación y la injusticia, hasta imitar la expresión del Crucificado: “Señor, perdónalos que no saben lo que hacen”. 

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